jueves, 26 de septiembre de 2013

«LO QUE SUEÑAN LOS INSECTOS» DE JAVIER QUEVEDO PUCHAL



Con motivo de la reciente publicación de la obra Lo que sueñan los insectos de Javier Quevedo Puchal, presentamos esta entrevista y a continuación la reseña.


Javier Quevedo Puchal, (Castellón, 1976). Ha publicado las novelas: El tercer deseo (Odisea Editorial, 2008) y Todas las maldiciones del mundo (Odisea Editorial, 2009), Cuerpos Descosidos (NGCficción!, 2011), ganadora del Premio NOCTE 2012 a la mejor novela de terror nacional. A las anteriores hay que sumar Lo que sueñan los insectos (Punto en Boca, 2013).

Entrevista: Pilar Alberdi

Javier, definirías esta obra,Lo que sueñan los insectos, como...
En la superficie, es una novela negra con mucho suspense, mucho drama y un fuerte componente de terror. Una historia ágil y absorbente sobre jóvenes desaparecidas, entidades demoníacas, oscuros secretos, heridas por cicatrizar… y un desenlace que dudo que deje indiferente a nadie. Pero, si nos vamos a un nivel algo más profundo, diría que es una alegoría sobre los sueños que perseguimos y aquello que dejamos atrás durante el camino. De hecho, si hilamos algo más fino, me atrevería a afirmar que es una alegoría sobre estos tiempos de crisis que nos ha tocado vivir.

Desde tu anterior novela publicada a esta, ¿percibes que hay un cambio en tu narrativa? Si es así, ¿cuál?
Ambas comparten ese armazón que combina novela negra, terror y drama, pero en el caso de Cuerpos descosidos la estructura era más juguetona y laberíntica. Lo que sueñan los insectos es más lineal y va más al grano, al menos en apariencia, porque el arco temporal y los temas que trata son posiblemente más complejos. También se diferencia en el humor y los toques fantásticos, que en mi nueva novela son mucho más palpables que en Cuerpos descosidos y sirven para oxigenar lo claustrofóbico de la propuesta. Pero, sobre todo, Lo que sueñan los insectos se desmarca en esa voluntad alegórica que apuntaba antes y que creo que es lo que realmente marca para mí un paso adelante.

¿Qué te motivó a ponerle por título Lo que sueñan los insectos?
Me lo inspiró una cita de la película La mosca, con la que de hecho empiezo la novela: “Soy un insecto que soñó con ser hombre y le gustó. Pero ahora el sueño acabó y el insecto ha despertado”. Esto tiene mucho que ver con esa alegoría que comentaba: a veces soñamos con ser mariposas y, en nuestro camino por satisfacer ese sueño, despertamos convertidos en escarabajos peloteros. Mi novela trata básicamente de eso: lo engañoso de los sueños que perseguimos de forma obsesiva, hasta que perdemos algo esencial de nosotros mismos durante la busca.

¿Cómo ves el «fantástico español?» Es una forma de decir, lógicamente, pero esas dos palabras nos permiten comprender quiénes son los autores y también comparar lo que aquí se hace con lo de fuera.
Creo que hay autores de lo más interesantes y personales (Ismael Martínez Biurrun y Pilar Pedraza son los primeros que me vienen a la cabeza). Claro que en realidad siempre los ha habido, solo que ahora en un terreno abonado de pros y contras. ¿Cuáles son los pros? Que, de un tiempo a esta parte, parece que el público ha perdido un poco el miedo a leer género fantástico hecho aquí. ¿Y los contras? Que esto último no ha ocurrido en el momento más idóneo, que digamos (no hace falta que hablemos de la situación económica del país), por lo que ese caldo de cultivo parece que ha quedado un poco congelado entre el cierre de editoriales pequeñas y medianas y la desconfianza de las editoriales grandes, poco decididas a cambiar fórmulas en tiempos tan complicados.

¿Qué escritores te gusta leer? ¿Y releer?
Suelo decir que mis tres favoritos, y los que sin duda más me influyen, son Angela Carter, Ray Loriga y Clive Barker. Pero me gusta leer un poco de todo (sin duda, con cierta predilección por el terror) y voy saltando de una cosa a otra de forma bastante desordenada. En el último mes, por ejemplo, he pasado de un exponente del posmodernismo ochentero como Bret Easton Ellis a un clásico del costumbrismo como Miguel Delibes, después a Darío Vilas, uno de los nuevos valores de la llamada literatura zeta, y ahora a una autora tan inclasificable como Nuria C. Botey. Lo que no suelo hacer, por desgracia (o mala costumbre), es releer. Hay tantos libros ahí afuera y tan poco tiempo que, sencillamente, no me atrevo.

¿Tu próxima obra también se moverá dentro del universo fantástico y de terror?
En realidad, aún estoy en una fase temprana de recopilar ideas y tomar apuntes, pero desde luego no tiene pinta de que vaya a ser una novela de terror. Creo que encajará más en una fantasía oscura, así que hasta cierto punto me moveré dentro de determinadas coordenadas que ya conoces. A lo que sí pretendo seguir fiel es a mi amor por el dibujo emocional de los personajes, que en realidad creo que es lo que siempre me ha definido como autor, ya fuera en mis primeras novelas (más dramáticas) o en las dos últimas.


LO QUE SUEÑAN LOS INSECTOS

Reseña: Pilar Alberdi

«La primera vez que Milena se enfrentó a los demonios acababa de cumplir trece años. Sé que la historia ya es bien conocida a estas alturas, pero pocos están al corriente de todos los detalles». De este modo comienza Lo que sueñan los insectos de Javier Quevedo Puchal. Novela de género fantástico y de terror, dividida en dos partes con un total de once capítulos y más de trescientas páginas, escritas en primera persona por un narrador, Diego, un joven de treinta años, que a la vez es parte de la historia.

Las primeras frases de la novela, ya son en toda regla una invitación a la lectura, y para quienes conocen la narrativa del autor, también son una promesa, la de que nos contará algo interesante, cuya lectura no podremos abandonar hasta llegar al final, dentro de un marco fantástico que no escapa a nuestra realidad cotidiana, y que por los temas subyacentes que plantea, nos lleva a creer que estamos leyendo una historia demonológica, cuando en realidad, el autor nos ha puesto a mirar de frente a la sociedad en que vivimos y, al mismo tiempo, a ahondar en nuestros sentimientos. Allí, sobre el papel, es decir aquí, en nuestras vidas, hay ideas fijas, establecidas, decadentes, hipócritas, entre «Gente patética y gris que bracea contra las sacudidas de su propia mediocridad» junto a otras que intentan superar sus traumas o las injusticias que la vida les depara. Y si hay un referente bien establecido, aunque las diferentes posibilidades de lectura de esta obra pueden ser varias, es del autoritarismo, la necesidad de poder y la importancia que cada uno cree necesitar para sentirse seguro:«Cada uno es un perfecto don nadie que busca ser alguien». Por eso, «Hay algo en los dramas de los ricos, incluso en los que ya no son lo que eran, que siempre convoca más interés (por no decir morbosidad) que los dramas de la clase obrera». Y hay un pasado común, tanto para los personajes como para nosotros como lectores y ciudadanos de España y de Europa, que nos trae retazos del ayer, con ecos del franquismo y del neofranquismo, el Tercer Reich, sus fieles seguidores, y sus campos de exterminio. Si a esto sumamos, que conoceremos traumas no resueltos y difíciles relaciones familiares, amistades dudosas y amores imposibles, la curiosidad sobre lo que la novela puede contarnos está servida.

Los personajes principales son Milena y Diego. Este último, además, es el narrador. Ambos rondan los treinta años de edad. Otra protagonista esencial es, Isabel. Y hay, por supuesto, varios secundarios que luego detallaré.

El inicio de la obra nos muestra una prosa que nos recuerda, por los análisis que hace el narrador, el estilo que habitualmente se utiliza en los ensayos, con abundancia de conectores («En cualquier caso», «De este modo», «sin embargo»...), que sirven para dar mayor verosimilitud a los datos aportados. Comienza con una cierta morosidad, después de ponernos al corriente del tema se abre al diálogo en la página diez,y es a partir de la sesenta cuando se acelera por los hechos y el acortamiento progresivo de las frases, que nos obligará a no abandonar el libro hasta conocer todos y cada uno de los detalles fundamentales, así como la resolución del caso que Milena y Diego investigan. Hay frases cultas, ya sea que las digan los personajes o que lo haga el narrador. Y también del habla coloquial. Y hay frases brillantes, de las que no me resigno a dejar sin citar: «Garrapatas que sueñan con ser mamíferos», «¿Vivir la vida de otro es la única manera de sobrevivir?», «emparedarse tras un muro de recogimiento», «Acarició el tejido de sus sueños, rompió el himen de su subconsciente, la sedujo, la cortejó...» Porque si hay otro tema importante en este novela, y es algo que quiero destacar especialmente, es el entramado físico y psicológico que las mujeres portan en su deseo o negación de la maternidad, incluso en la forma de entenderla, y que el autor ya nos dejó adivinar con la elección de los dos párrafos iniciales, uno de David Cronenberg y el otro de Federico García Lorca. Pero no solo la maternidad, también la paternidad. Ambos párrafos son un anticipo subliminal de lo que nos encontraremos después y nos obligan, una vez más, a analizar los condicionamientos que las distintas épocas y las creencias imponen a todas las personas y, de un modo especial, a los colectivos minoritarios o con menos poder. De ahí que también se haga presente, aunque de manera indirecta, la violencia de género. Y también el de la creación y el arte. ¿Qué buscan Coco o Isabel en su quehacer artístico? ¿Lo mismo? ¿Qué surge de esa relación entre lo foráneo y lo propio? Entre las distintas formas de entender y vivir la sexualidad. Indudablemente, maneras de ser. Y ante la pregunta: ¿Qué es el arte? ¿Qué contestaría cualquiera? ¿Qué nos dice esta obra? ¿Y el arte efímero? Hay respuesta: «¿Acaso no lo es todo, de algún modo?» leemos. Sí, ¿acaso no lo es también la vida?

«—¿Petite Coco? —pregunta Milena, un tanto obvia por su parte.
La enorme mulata detiene al vuelo la copa de Martini que iba a llevarse a sus acolchados labios. Después, se voltea en nuestra dirección y nos observa con esos hipnóticos ojos verdes, sin duda venidos a menos por culpa del rimel corrido. Se atusa la frondosa melena, teñida de un rojo tan exagerado como el de su vestido.
—Puedes llamarme Coco, mi amor».

La historia también se acerca a esas instituciones cerradas, «inframundos», en donde la vida ya no es la misma, porque muchas veces es solo una muerte en vida, en donde cuesta reconocer a los seres queridos y antes vitales, y a los que se visita y se sigue amando para darles forma, para peinarlos con recuerdos, para vestirlos de sentimientos, para mostrarles fotos de las que no se sienten parte. Y este desgarro, se percibe hasta en otras frases. Porque los monstruos hablan y, a veces, exigen sacrificios; porque detrás del más oscuro rincón puede haber un mundo de «visiones luciferinas, azufre y olor a podredumbre». (…) «De modo que, aunque esta mañana daba por hecho que campearía con su destreza acostumbrada la entrevista en la radio, solo al término de la misma he advertido qué era en verdad lo que tanto la desanimaba. Nada que ver con ese esfuerzo adicional en la promoción, por supuesto, ni tampoco con la perspectiva de cena con los Sardà. Se trataba de algo más sencillo y a la vez, más complicado que todo eso: la visita a su madre. (…) Supongo que el hecho de que yo ni siquiera haya conocido a mis padres, hace que vea a los de los demás con cierta fascinación reverencial. No meramente como algo que quisiera para mí, sino como algo que me intriga y me repele al mismo tiempo».

«¿Endemoniados en el siglo XXI»? se pregunta Diego, el narrador, pese a que conoce el contenido de las visiones de su pareja.«Sin embargo, la labor de Milena nada tiene de exorcista, y aún menos de curandera». Aún así... «En más de una ocasión he oído decir a Milena que no todos los demonios son entidades de maldad pura. O que, por lo menos, no siempre lo son desde el principio. Algunos se asemejan a niños descarriados, que han salido del útero de las tinieblas y ahora no saben regresar. Criaturas asustadas y hambrientas, desorientadas, como un pájaro revoloteando en una estancia cerrada. Criaturas que, incapaces de verbalizar por sí mismas lo que necesitan, solo necesitan una mano amiga. Una mano que sepa leer su silencio desesperado y les abra de nuevo la ventana por donde se colaron...».

Diego, aparte de contarnos la historia, y de ser junto a Milena, uno de los investigadores accidentales de un drama que tiene como motivo fundamental la desaparición de Isabel, amiga de la niñez y juventud de Milena, representa el pensamiento crítico que compara constantemente lo que sabe y lo que afirmaban otros, contra lo que ahora se dice; las actitudes de ayer con las de hoy; y lo que ocurre en el minuto presente con el que inevitablemente ha de llegar. Además, es el que nos muestra lo forzoso de tantas situaciones personales, y lo inútiles que pueden resultar algunas veces las palabras o los gestos en las relaciones, no solo de pareja, cuando se intenta superar un mal momento, consolar a otro, contestar con la debida elocuencia o permanecer en silencio: «Milena deja revolotear una mirada sin brillo, muerta como la expresividad de una libélula». «Como otras veces antes, observo con dolor desde el burladero. La barrera es invisible, sé que ahí está. Basta con un simple paso en falso para solidificaro y separarnos, de modo que no me muevo». «(...) opto por replegar mis sentimientos», «(...) la abrazo con esa torpeza que a veces me hace creer que yo tengo cuatro brazos, y que ella apenas tiene medio cuerpo».

El autor no se demora en amplias descripciones de lugares y paisajes. Unas pocas pinceladas le alcanzan para darnos una idea de cómo es el Madrid que ven los protagonistas, y lo mismo ocurre con otras ciudades que aparecen en la novela. «El día ha amanecido con temperaturas algo más tibias que ayer, pero a medida que pasaban las horas, el cielo se ha encapotado hasta acabar convertido en un amasijo de tripas negruzcas. Para primeras horas de la tarde, Madrid ha quedado cubierto por un espejo de anillos de lluvia. No ha sido hasta hace un momento, mientras esperaba a Milena en el vestíbulo de la residencia, que se me ha ocurrido observar cierto paralelismo entre la evolución atmosférica y la de su ánimo a lo largo del día».

Estamos, pues, ante una investigación, similar a una policíaca, que busca encontrar a una persona desaparecida con toda la convulsión de sentimientos y esperanzas encontradas que eso conlleva entre sus familiares y amigos, con el temor a lo demoníaco y a los seres que lo pueblan, desde una narrativa, como hemos dicho, enmarcada en lo fantástico, rica en vocabulario, que resalta a cada instante la realidad en que vivimos: gente desposeída de sus bienes y derechos, subvenciones de dudosa procedencia, democracias que se tambalean, y la hipocresía de quienes podrían cambiar las cosas y no lo hacen. O como se dice en la obra, y solo por citar un pequeño ejemplo: «El público de Milena, empachado de cinismos, sueña con vivir en una realidad donde, por horrible que sea, también otra realidad es posible».

Porque los demonios existen, ¿o no?, me pregunto. El Rata, Greñas, Sadic Sardá, Camille, Katrina Secelanu, Adela, Pietr Wetendorf, Fedora, Pablo, Mercé, Isabel, Diego Milena... Son solo los personajes de esta obra, y, sin embargo, representan esa sombra ante la que todo el mundo parece estar dispuesto a ceder: «La promesa de una ambición satisfecha siempre ha sido el mejor de los reclamos».

Miro las notas que he tomado para preparar la reseña y veo que he escrito algunas preguntas que iban surgiendo con la lectura, y de las que entresaco las siguientes: ¿Podemos desestimar lo que el destino parece tenernos deparado?¿Qué se puede llegar a sentir cuando descubres que has sido el vulgar peón de «un juego de muerte y venganza que ni siquiera te/nos incumbe?». ¿La traición es siempre el origen del drama? ¿De verdad, la vida es una «broma cósmica»? Y si lo es, ¿qué hay más allá de estas pasiones y sentimientos, de la tortura en que a veces se convierte la búsqueda y el deseo de cumplimiento de nuestros mejores sueños? Acaso, ¿somos como esas «Criaturas asustadas y hambrientas, desorientadas, como un pájaro revoloteando en una estancia cerrada» que se colaron en un mundo que no les pertenecía? Para descubrirlo, lean la novela, vayan hacia ese punto y final en donde acaba Lo que sueñan los insectos de Javier Quevedo Puchal.



Lo que sueñan los insectos
Javier Quevedo Puchal
Editorial: Punto en Boca.
Formato: Rústica (tapa blanda) 15x21 320 páginas.
ISBN: 9788494107801


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Datos contraportada

Lo que sueñan los insectos, de Javier Quevedo Puchal, es mucho más que un thriller paranormal intenso y perturbador: es un viaje emocional de suspense creciente, que desemboca en una insólita reflexión sobre lo que somos y lo que podríamos haber sido. Sobre lo que dejamos atrás para perseguir nuestros sueños y lo que nos deja a nosotros cuando creemos haberlos conseguido.


Sinopsis

Isabel, una joven de familia acomodada, desaparece de su casa de Sitges sin dejar rastro. Por desgracia, ni la Policía ni el investigador privado contratado por el padre de la desaparecida, el magnate cinematográfico Didac Sardà, consiguen arrojar luz al caso. Cuando Milena, la mejor amiga de Isabel y experta en demonología, recala en Madrid durante una gira promocional, el reencuentro con Didac volverá a abrir viejas heridas. Y es que el padre de su amiga cree haber dado con una pista que podría llevar a Isabel. Una pista que solo Milena parece capacitada para seguir. Lo que ella no sospecha es que la madeja que desenredarán sus investigaciones sacará a la superficie algo más profundo que la verdad y más aterrador que las entidades demoníacas a las que se enfrenta cada día: su propio pasado.


Booktrailer de Lo que sueñan los insectos



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Enlace a la reseña de la anterior novela de Javier Quevedo Puchal, Cuerpos descosidos, en Sobre literatura fantástica.

4 comentarios:

  1. Excelente entrevista, Pilar! Eu não conheço a obra do Puchal, mas essa entrevista e sua resenha sobre este último livro dele despertaram em mim uma grande curiosidade. Muito obrigada. Sou apaixonada pela literatura fantástica e pelo surrealismo.

    Um abraço

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    1. Muchas gracias por tu visita y por tu comentario.
      Cordiales saludos.

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  2. Hola: Considerando la calidad de tu página y cuánto ha llegado a gustarme, más el aporte que considero que presta tu labor al universo bloguero, te he considerado para el Premio Liebster Award, una iniciativa entre blogueros. Más información en el siguiente en mi propio blog. Si accedes aceptar el premio y seguir esta cadena, te pido por favor respondas que has hecho tu entrada respectiva dejando comentario desde el post de mi blog dedicado a este premio. Gracias.

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    1. Gracias, Elwin, por seguir este blog y por tu apoyo.
      Saludos.





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