martes, 28 de febrero de 2012

EL PISO DE LA CALLE RYDEN



Reseña: Pilar Alberdi

El piso de la calle Ryden y otros cuentos de misterio de Blanca Miosi, está dedicado a su pareja : «A la memoria de mi inolvidable Henry». También lleva el texto un agradecimiento a su editor Fernando Hidalgo, creador, además, de la cubierta. Por cierto muy bella y sugerente.
Como corresponde al género, muchos de los pequeños relatos que componen esta obra están escritos en primera persona. Por supuesto, también los hay en tercera, y, probablemente los haya también en segunda, aunque en este momento no puedo recordarlo.. Pero la primera persona tiene siempre esa cercanía con los hechos que nos impulsa a sentirlos como propios.
Los relatos de la primera parte me han parecido más etéreos y misteriosos que los de la última. Allí he sentido un estilo más concreto y realista. Y el orden en que han sido colocados me ha parecido excelente. Como son cortos, la mayoría se pueden leer en el tiempo que dura un trayecto de autobús o metro. He percibido que una gran parte de los mismos tienen como protagonistas a hombres. Y esto suele ser muy habitual en nosotras, las escritoras, mientras que a los hombres, por lo general, les sucede lo contrario. Pero si tenemos en cuenta que un alto número de lectores en formato digital son hombres, están de enhorabuena.
Yo he encontrado en esta selección cuentos que me han encantado. Por ejemplo, el primero, El piso de la calle Ryden que da, además, título al libro. Un escritor que está en la ciudad para vender su novela. Un edificio en la calle Ryden 450 en donde alquilará una habitación. Una vieja inquilina, la señora Victoria, que a modo de una casera «con ojos de rata», ofrece detalles al escritor sobre una mujer de nombre Clarisa Morrison, una dama que en su juventud mostraba el aspecto de una «mujer fatal» y que tuvo varios maridos. El escritor queda atrapado en esa historia, en el misterio de ese piso deshabitado y en la vida de la que fue, Clarisa Morrison.
Creo que Blanca Miosi consigue con pocas pinceladas un ambiente especial.
En la imposibilidad de citar todos los relatos nombraré, egoístamente, aquellos que me gustaron más.
En «La mudanza» un hombre es ignorado por los suyos... «Venir de la rama pobre de los Fonta-Rossa sólo le había permitido ocupar una pequeña habitación en la parte trasera de aquella mansión, casi en calidad de cuidador». «La gente pasaba rozándolo, tenía que apartarse del camino porque nadie le pedía permiso, mucho menos se excusaban si algo lo golpeaba, actuaban como si el tiempo estuviese en su contra, y así debía ser porque constantemente chequeaban sus relojes». Todo lo que ese hombre «poseía cabía en una maleta». Por supuesto, dejo el resto a su imaginación y a su lectura.
«La luna de los deseos» oculta un misterio. ¿Quién es ese ser que recogió una mujer en un parque? ¿Quién puede ser, ya que luego, cuando sienta la sal de sus propias lágrimas, quedará sorprendido?
En estos relatos aparecen varias hospicios y psiquiátricos. Y el terror o el horror es siempre sugerido, no directo.
La lectura de «Las cartas» me trajo reminiscencias de ese mundo al revés en que se convierten las cosas, como sucede, y lo comento para quienes lo hayan leído, en «La celda Nº6» de Chejov, donde salvador y víctima pueden llegar a ser la misma persona.
Son cuentos de ciudad, pero no todos. Por ejemplo, «Una noche en el Ticlio», se trata de un personaje que escribe historias y se encuentra en la cordillera a una altitud de 4871 metros. Como es de esperar en estos lugares, el hombre sufre del mal de altura. Aparece,a partir de ese momento, un ambiente en que se mezcla la realidad de los vivos y difuntos, en el que los indiecitos de ayer pueden ser los de hoy, y por supuesto el deseo sexual, la urgencia de llevarlo a cabo, tema también muy presente en este conjunto de relatos. Y este hombre, este personaje, se va a convertir en protagonista de su propia historia, de la que no sabía que iba a escribir y mucho menos a vivir.
Y, mientras escribo esta pequeña reseña para acercarles las historias de El piso de la calle Ryden, me doy cuenta que son muchos los relatos que me han gustado, y que me sería imposible nombrarlos a todos, por lo que voy a poner a continuación uno, de los que yo considero de corte más realista dentro del conjunto y que sé, porque hemos conversado sobre este libro, que le gusta a la autora.
Pueden adquirir El piso de la calle Ryden en el siguiente enlace a Amazon. Espero que lo disfruten.


EL ABUELO

Cuando empezó a oscurecer sucedió igual que la noche anterior, y la anterior, y la anterior; las sombras de la casa se juntaron en una sola y de pronto todo quedó negro. Mamá había dicho que no tenía qué temer, pues la casa era grande pero inofensiva, sin embargo, yo la sentía demasiado oscura. Demasiado.
Desde que fuimos a vivir a la casa del abuelo todo era diferente. Aún lo recuerdo echado en ese largo cajón al que todo el mundo se acercaba a mirar. Yo no hubiera querido hacerlo, pero mamá había dicho que sería el último adiós, y que había que respetar sus partida, así que no pude evitar cerrar los ojos al ver su cara. No quería recordarlo con ese extraño peinado y tanto color en las mejillas; la piel del abuelo había sido de un agradable tono amarillento, y siempre andaba despeinado. Hasta sus ropas eran otras, pero eso a mi madre no parecía importarle, ella andaba más preocupada en que todos tuviesen su taza de chocolate bien caliente en esa fría mañana de enero. El abuelo dentro del féretro, como había dicho mamá, estaba resguardado, y por la tarde lo llevarían a la cripta, donde quedaría encerrado en un nicho. No estoy muy seguro de que hayan hecho un buen trabajo, y creo que el abuelo lo sabía porque cuando lo vi en el cajón tenía una cara de querer echarse a reír en cualquier momento, como cuando solía burlarse de todos.
En cuanto amanezca entraré en el mausoleo y veré si es verdad que la losa que pusieron está bien sellada, se me hace que el abuelo anda suelto por ahí y desde la oscuridad se burla de nosotros; ¿quién, sino, nos habría dejado sin corriente? ¿Y quién estaría apagando las velas cada vez que me doy vuelta?
La casa es muy grande para nosotros dos, espero que mamá cumpla su palabra y nos traslademos, pero según ella aún no es tiempo, dice que si nos vamos lo que nos dejó el abuelo ira a parar a un hospicio. Pero un año es una eternidad.
Siento que esta vez la oscuridad tiene forma extraña, se mueve, respira, me envuelve, cerraré los ojos y me taparé los oídos, tengo miedo. Quiero llegar a mañana, es mi cumpleaños. Quiero ver mis noventa velitas alumbrando la torta que me prometió mamá, estaré feliz de ver cómo se ilumina todo.



LA AUTORA:

Blanca Miosi, peruana de nacimiento, vive desde hace muchos años en Venezuela.  Publicó La búsqueda, Roca Editorial 2008, El legado, Editorial Viceversa 2009 y El manuscrito 1 - El secreto, primero en Amazon y ahora por Ediciones B con el sello B de Books, 2012.
Blog de la autora
Página web de Blanca Miosi

3 comentarios:

  1. Tengo esta lectura entre mis pendientes junto a otras de Blanca, me gusta su estilo y aunque los libros de relatos no se encuentran entre mis lecturas más habituales, tengo muchas ganas de leerlo. Me ha resultado muy curioso el dato que señalas de que la mayoría de lectores en digital son hombres, lo desconocía

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  2. Ellos son más aficionados a las novedades técnicas, es parte de su formación... Pero nosotras estamos ahí.

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  3. Pues parece bastante interesante por lo que comentas, habrá que tenerlo en cuenta =)
    También me ha parecido bastante curioso el que la mayoría de "lectores digitales" sean hombres...

    Besotes

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