viernes, 10 de diciembre de 2010

«CUENTOS INHUMANOS» de Vilar - Bou.




Por Pilar Alberdi


La editorial Saco de Huesos acaba de publicar Cuentos Inhumanos de José Miguel Vilar - Bou con ilustraciones de Verónica Leonetti. La amabilidad de ambos me ha permitido preparar esta entrevista, después de la cual, podrán leer la reseña del libro. No puedo negar que la lectura resultó apasionada.

Comienzo, pues, esta entrevista con José Miguel Vilar - Bou:


Eres un autor joven de terror, fantasía... ¿Cómo te definirías?
Soy un tipo que necesita contar historias, reales o no. Sea un reportaje sobre narcotráfico o un cuento de fantasmas. Y quiero que quien se acerque a ellas las viva.

¿Qué significa a efectos prácticos y sentimentales vivir lejos de España? (Aunque vienes a menudo)
Te limpia, te ayuda a ver las cosas con perspectiva, te nutre, te hace crecer. Sientes que cada día es un aprendizaje. Te pones a prueba, sufres, lo pasas mal, pero también te sientes más vivo. Muchas veces las preocupaciones diarias nos hacen olvidar que estamos vivos y que día que pasa no vuelve.

¿Y como escritor? Vivir fuera de España te da...
Cosas que contar. Aunque esa es mi experiencia personal, pues cosas que contar hay en todas partes y uno no necesita irse a China a buscar lo que tiene en la puerta de casa.

En Cuentos Inhumanos he percibido la voz de los mayores, esas anécdotas del pasado, esas historias pequeñas pero grandes de la vida diaria valenciana, de lo que pasa un día y otro en un pueblo, en una ciudad o de lo que no pasa ,o de lo que no se quieren enterar que pasa. ¿Te contaban cuentos de niño? ¿Hay alguien que te los cuenta todavía? ¿Los cuentas tú?
Mis padres me contaban historias. Mi abuela me contaba películas y me cantaba canciones. Para ella cantar era una manera de hablar. Y cada canción era una historia antiquísima que yo escuchaba con fascinación. Mi otra iaia me sacaba al patio de su casa, nos sentábamos y me decía “anem a raonar”. En valenciano “raonar” significa “conversar”, pero es curioso que también es “razonar”.
Ahora, de mayor… ya lo creo que me cuentan cuentos por ahí. Varios al día. Pero de otro tipo.
Hoy por hoy, más que contar, escribo. Me gusta contar chistes, si se tercia.


¿Tu relato preferido de Cuentos inhumanos es...?
Creo que es El laberinto de la araña.

¿Por qué?
Primero porque me dio dos satisfacciones en forma de los premios Nosferatu, que deciden los lectores de la revista Calabazas en el trastero, y Nocte, que da la Asociación Española de Escritores de Terror. Y segundo porque, en lo creativo, es un cuento en el que logré juntar varias pesadillas que tuve de niño con un resultado creo que armónico. Eso sí, convertir el miedo irracional en una historia bien articulada de nueve páginas me llevó dos meses de trabajo a full.

He visto en estos cuentos muchos pozos, túneles, pasadizos, diferentes alturas... ¿Juegas con lo que el lector cree que él o los personajes van a encontrar?
Si hablásemos de novela te diría que sí hay un juego. Pero en el cuento es diferente. En las novelas trabajo mucho la arquitectura de la historia. En cuento no soy racional. Vuelco lo que llevo dentro y luego le doy vueltas hasta que lo siento terminado. A veces durante meses. Por ejemplo hace poco que di por terminado un relato de página y media después de estar volviendo a él durante casi un año.
En cuanto a los pasadizos, desde niño sueño a menudo con pasajes secretos y túneles, por eso siempre acabo metiéndolos en mis historias. Cuando voy a algún sitio antiguo y descubro un pasaje que lleva a un lugar desconocido me falta tiempo para meterme. Mi sueño sería tener algún día una casa con un pasaje secreto. De momento vivo en una habitación…


Nuestros miedos son producto de...
Nuestro instinto de supervivencia.

El terror se crea (a través, como consecuencia...) de...
El terror en la vida real es algo prosaico y sin gracia. Tememos el dolor. Tememos desaparecer. A través de mis cuentos he descubierto que tengo pánico a desaparecer, pues es un tema al que recurro mucho. Cuando escribo terror no escribo sobre las cosas que pienso que puedan dar miedo al lector. Pongo mis miedos crudos y desnudos. Lo hago por necesidad.

En tu blog citas a la escritora Margaret Oliphant Wilson. ¿Qué te gusta de sus relatos?
Me gusta la profundidad que da a sus personajes y a sus historias. También la sincera humanidad que emanan sus frases. Te la crees. Su objetivo no es darte miedo, sino conmoverte. Y lo logra. No tuvo una vida afortunada. Perdió a todas las personas a las que amó, pero eso no le impidió crear historias bellísimas e inventar casi un género dentro del terror.

¿Qué diferencias encuentras, si es que las encuentras entre la literatura de mujeres y hombres dentro del género de terror y de la fantasía?
No sabría decirlo. Si hay alguna diferencia no la busco. Me conformo con distinguir entre los libros que me aportan y los que no.

Nuevos proyectos literarios...
Actualmente trabajo en un relato de ciencia ficción. Es un reto, pero lo estoy pasando muy bien. A la vez estoy trabajando en un proyecto sobre fantasmas. Después de tres libros en un año quiero tomármelo con mucha calma. Siento que es momento de encerrarme en el laboratorio secreto y trabajar en silencio. La historia que me llevo entre manos es difícil de contar y me va a dar mucha faena. Espero saber llevarla a buen puerto, pues me siento todo el tiempo pisando terreno desconocido. La colina de la lluvia (así se llama) está siendo todo un aprendizaje.




Y ahora mientras dejamos a José Miguel trabajando en sus nuevos proyectos, nos acercamos a Verónica Leonetti.


Verónica, ¿qué te dio tu infancia y tu juventud en Venezuela y de qué modo podemos observar ese aporte en tus creaciones?
El lugar de donde provienes suele influir mucho en los que trabajamos en el arte. Ahora, tanto yo como mis creaciones hemos cambiado mucho desde que llegué de Caracas. Pero sin duda esta evolución, este cambio, siempre ha llevado consigo la memoria de su origen. El calor, el caos, los colores de Caracas y lo que he vivido en ella, muchas veces forman parte de mis ideas a la hora de empezar un trabajo. Uno siempre vuelve. ¡Sobre todo al caos!

¿Cómo haces para elaborar cada ilustración? ¿Cuál es ese proceso en que te sumerges para sacar a la luz la principal imagen que representará vívidamente al relato?
Depende de cómo sea la historia. Hay relatos que para mí son tan visuales o me pueden transmitir un significado tan inmediato, que antes de terminar de leerlo ya sé lo que voy a dibujar para el mismo.
La mayoría de los bocetos para los Cuentos inhumanos los hice mientras leía cada historia. Para otros dibujos necesité documentarme o incluso pedirle ayuda a José Miguel para que me diera ideas o pistas. Por cierto, que trabajar en equipo con él para mí ha sido esencial para sacar adelante el libro. Además, creo que se nota en el resultado final. Por otro lado, si las letras transmiten, las líneas fluyen. Estos Cuentos inhumanos para mi han sido inspiradores y han hecho fácil darle forma al miedo.

Me parece muy sugestiva la delicada composición de las figuras, pero también la suavidad que logras de los colores gracias al surrealismo evocador de los dibujos. Aún siendo algunos de ellos en blanco y negro no resultan duros, no son directos, siempre permiten múltiples lecturas. ¿Estás de acuerdo con esta interpretación? ¿Qué otros comentarios has recibido?
Ha habido muchos comentarios, todos muy distintos, pero suelen coincidir en que son imágenes muy surrealistas, como comentas tú. A veces uno no se da cuenta y convergen en el papel más significados de los que se había planeado en un principio.
Me gusta lo que dices, que permiten múltiples lecturas. Yo soy partidaria de dejar al espectador/lector la libertad de interpretar lo que dibujo y además darle siempre la razón. Creo mucho en la mirada de los demás y que ésta puede hacer una lectura más sincera y certera, a la vez que le aporta un nuevo significado a lo creado por el/la ilustrador/a.


¿Qué ha representado para ti ilustrar y participar junto con José Miguel Vilar-Bou en la edición de este cuidado libro de Ediciones Saco de Huesos?
Una suerte, claro. José Miguel es un excelente escritor y Saco de Huesos una editorial estupenda. Espero repetir.


He visto en tu blog tus colaboraciones para Artafacta, la invitación que has recibido para participar en la revista Pikara, ¿más proyectos? Cuéntanos.
Pues ando en algunos proyectos con varios escritores. Un par de ellos son bastantes distintos a Cuentos inhumanos. Principalmente porque son de temática infantil/ juvenil. Solo puedo decir que hay mucho color, mucha poesía y … ya no puedo decir más. La verdad es que, hasta que algo no esté completo y publicado, mejor es no comentarlo. Pero ya iré contando todo por mi blog a medida que vaya surgiendo.


Gracias José Miguel y Verónica ha sido un placer contar con vosotros para esta entrevista. Por mi parte termino aquí, añadiendo a continuación la reseña de Cuentos Inhumanos.
José Miguel Vilar – Bou: El placer ha sido mío. Vamos a ver qué dice la reseña.
Verónica Leonetti: Gracias a ti, Pilar. ¡Y un placer!


RESEÑA DE CUENTOS INHUMANOS DE JOSÉ MIGUEL VILAR - BOU.

Por Pilar Alberdi

Lo primero que habría que decir de los textos que se incluyen en este libro es que para ser de un joven escritor, tiene mucho talento, por tanto, un prometedor futuro. Con un estilo conciso y directo consigue sustraernos de nuestra realidad cotidiana para lanzarnos a planos de la misma realidad pero en aspectos que nos devuelven a nuestros sentimientos más íntimos. Esa secreta caja donde habitan nuestros temores a ciertos hechos recurrentes, a animales concretos, a personas a las que hasta ayer creíamos amar pero ese amor ya se ha perdido.
El libro impecable por su presentación, buena maquetación y corrección de estilo, cobra vida con las ilustraciones de Verónica Leonetti. Las imágenes tienen esa capacidad de estar ahí, no para impactarnos, sino para que página a página las descubramos. Todas delicadas, todas en su punto justo. Rostros en general serenos, incluso ante lo terrible; caras como lunas con manos que acarician.
El número de relatos que integra esta recopilación es de doce. En el prólogo escrito por los responsables de la editorial se habla del descubrimiento de «un autor» que en sus relatos muestra «cierto determinismo, bastante nihilismo y una gran carga de existencialismo, todo esto aderezado con amenazas sorprendentemente plausibles, de forma que la rutina diaria se convierte en un monstruo capaz de devorarnos (o al menos de hacernos desaparecer)». Palabras con las que estoy plenamente de acuerdo. Además, si uno deja pasar un tiempo de espera después de la lectura de estos relatos, siguen vivos en nuestro pensamiento. Y pienso que eso, es hacer buena literatura. No son cuentos impactantes en el sentido de brutales, no nos sacudirán con un grado de terror insoportable, no veremos series de asesinatos, pero nos dejarán algo importante, un recuerdo y la emoción de la lectura de un terror que se convierte en un horror tamizado gracias a la excelente pluma del escritor José Miguel Vilar - Bou. Me gustaría resaltar con respecto a sus cuentos, la capacidad para crear ambientes especiales, fantásticos, para darles cierta atmósfera introspectiva, surrealistas, como si eso que describe sólo pudiese ocurrir ahí, en esa habitación, en esa ciudad, en esa casa.

Otro detalle que quería resaltar sobre los relatos es que al estar situados en diferentes entornos y ciudades de España y de Europa consiguen darnos un mosaico de variedad de culturas que a la vez no escapan a este pensamiento común en el que hoy día nos encontramos y que también afecta a los objetos que utilizamos o consumimos, a las ciudades, los locales, las calles. Todo es diferente y, sin embargo, todo se parece. De este modo, si en un cuento estamos en El Perelló valenciano, al siguiente podemos encontrarnos en Bruselas; en Herzeg Nevi, una localidad de Montenegro (Serbia); en Bellinzona (Suiza); en Edimburgo (Escocia); en Dublin (Irlanda); en Tarragona, Murcia o Granada (España)...
También las épocas a que hacen referencia son distintas. Unas en presente, otras en presente pero con referencias al pasado, y otras en un pasado más lejano.
Fiel al concepto chejoviano de que en los dos o tres primeros renglones tiene que estar descrito lo esencial sobre el personaje, alguna de sus características (edad, lugar en dónde vive, año en que suceden los hechos, etc.) o sobre la situación con la que nos vamos a enfrentar en la lectura, el autor mantiene este criterio hasta el final del libro. Resulta curioso, porque pese a esta intención de que no se nos escapen estos datos, al final de muchos cuentos, con lo que nos quedamos es con esa atmósfera entre fantástica y de terror que ha sabido crear. Y eso es porque la historia se ha impuesto sobre los personajes.
El primer cuento «El diablo me dijo», por cierto, lleva el mismo nombre del blog de José Miguel Vilar – Bou, es la puerta por la que entramos a estas historias. Quizá podría resumirse en la frase... «Y esa noche se apareció el diablo» que ya nos pone en intención de querer saber más.
El siguiente relato «El hombre de arena» nos habla de un tal Raúl Fdez. La ironía de la contracción del apellido, sirve para corroborar lo que poco después nos dirá el narrador sobre este personaje: tiene sus peculiaridades como todo hombre, claro, por supuesto, pero es uno más de los que no dejará huella. El texto nos enfrenta a la soledad de las ciudades, a la falta de amor verdadero, a la facilidad conque se unen y deshacen las parejas, a lo que deja el dueño de un apartamento a otro, y éste al siguiente, porque no sólo se deja alguna escoba vieja, se puede dejar algo terrible.
El tercer relato lleva por título «El hombre borrado». En un mundo en el que ocurren a diario tantos hechos, ¿qué le puede importar a nadie que un tal Llorens Molina descubra que partes de su cuerpo están desapareciendo? Y entonces, en la crudeza de ese escenario, las vemos a ellas, su pareja actual, y la otra, la posible rival, la reina destronada... Y el deseo de él, de hacer el amor para combatir a la muerte, para sentirse vivo aunque se sepa ya derrotado... Mientras los médicos, que tienen tanto que decir en cuestiones de su profesión, se limitan a observar el proceso de esa destrucción. Es un cuento intenso. Nos habla de la condición humana sin paliativos, de las pérdidas y los encuentros, y las esperanzas que hay que abandonar.
«El final de la pesadilla» podría resumirse así. ¿Qué pasaría si pones un espejo frente a otro? He aquí la paradoja elemental que habita en este cuarto cuento. ¿Tanto se parecen el amor y el odio? ¿Tan destructivos pueden ser uno como el otro? Ella es austríaca y el español. Dos caracteres, dos mundos, un encuentro, y un desenlace fatal.
Y ahora, díganme, si un relato comienza con esta frase: «Hoy hice el amor con la Muerte. La conocí poco antes del atardecer. Había Carnaval en las calles de Herzeg Novi, y esa fiesta imposible era sólo para mí»... Sí, claro, lo lógico es que queramos continuar leyendo. Se trata del quinto cuento, titulado «Montenegro» en el que la tentación de la muerte aparece dulcemente.
«Así que también yo volé, como estaba escrito. Justo antes del primer rayo de un sol que ya no me incumbía, volé. Caí elevándome como una cometa que asciende a las profundidades. Como un barco naufragado que se hunde camino de las alturas».
Hizo lo que ella quería, lo que le pedía. ¡Y qué bien supo reflejar este momento Verónica Leonetti en su ilustración! Ese hombre que parece que ha volado, que está en el cielo, pero cuya quietud, su aspecto físico, su gesto, nos revela su muerte.
Como habrán visto por el párrafo anterior, José Miguel Vilar – Bou lleva dentro un poeta que, a veces, le gana la partida al narrador y, entonces, esos momentos brillan con luz propia y un enfoque muy personal.
El sexto relato se sitúa en Bellinzona, Suiza, y ya desde el título nos promete una historia de espectros: «El fantasma de Bellinzona» que cobra fuerza a medida que conocemos a los personajes y sus miedos. Y tiene un aire elegante, como de historia del siglo XIX.

«Cuentos para asustar a los niños» es el séptimo relato del libro. Quien pase por este cuento sentirá que ha tocado el mar y que junta conchas por la playa, y por si fuera poco, temerá por la vida de las niñas de ese pueblo. Lógicamente, los habitantes del pueblo, están asustados. ¿Quién se lleva a las niñas? Esa es la cuestión.
«A Nana le gustaban las conchas. Eran como las personas. Todas diferentes. Grandes, pequeñas. Perfectas, imperfectas. Abruptas, delicadas. Ásperas, suaves. Blancas, oscuras. Grises. Como las personas».
Demuestra Vilar - Bou en este cuento la capacidad de contar una historia terrible poéticamente.
«Entrevista a William Kholer», el octavo relato, es otro de mis cuentos preferidos de este libro, y ya van varios. Su síntesis estalla al final, dejándonos con la mirada clavada sobre las casas de la ciudad de Granada. Acaso, nosotros, después de leer este cuento, tan breve y tan perfecto, también sentiremos la necesidad de ir a Granada porque allí, tal vez, en este preciso momento, hay un hombre esperándonos con una pregunta, y acaso nosotros pensemos que somos capaces de dar una respuesta.
En el «Azar», el noveno relato, volvemos a ver una pareja que se estropea con el paso de los días como queriendo afirmar que nada dura en el tiempo. ¿Importa que ellos estén sobre la cama, que él le pase un porro o que ella se llame Nuria? No. Lo que interesa es la frase que ella dice y que se repetirá más tarde... «―Nada pasa por casualidad ―dijo la Bruja». Nada. Y ese nada quiere decir muchas cosas. Muy buen cuento.
«Mundo reflejado», el décimo relato, nos habla de esa realidad que parece igual para todos pero que puede ser diferente si uno es un ser más perceptivo.
El undécimo relato «El famoso fotógrafo de fantasmas» nos habla de un tal Alexander Mosley, allá por el siglo XIX, un embaucador que cuando de verdad tiene delante suyo un fantasma verdadero, es incapaz de reconocerlo.
Finalmente «El laberinto de la araña» da fin al libro, convirtiéndose en el doceavo relato. El cuento trata de un extraño laberinto, y de un ser que noche a noche sale a caminar por la casa, con sus ocho patas, haciendo un ruido tan extraño... ante el cual, el corazón del protagonista parece querer detenerse.
Y ya para terminar, sólo me queda decir que esto que he dejado aquí escrito no pretende cubrir todos los posibles planos de lectura de estos relatos, puesto que algunos como he dicho están en la línea de lo fantástico pero también de lo real, y dan mucho juego a interpretaciones diversas. Lo fundamental: estamos ante un libro que nos atrapa y ante un escritor que promete, y del que ya deseamos leer más.

José Miguel Vilar - Bou:

José Miguel Vilar-Bou, nació en Alfafar, Valencia en 1979. Es periodista y en la actualidad reside en Londres. Aunque antes lo había hecho en otras ciudades europeas como Italia, Bélgica y Serbia.
En 2007 publicó la novela Los Navegantes en Grupo Ajec, y en 2009 Alarido de Dios con Equipo Sirius.
Ha participado en revistas como EP3 y El Viajero (El País), Galaxia, Grádina, Babylon Magazine, Historias asombrosas, Calabazas en el tratero.
Como creador de relatos su libro La quietud que precede con ilustraciones de Verónica Leonetti obtuvo el segundo puesto en el Concurso de Cuentos Ilustrados de la Diputación de Badajoz.
Enlace a su blog: http://eldiablomedijo.blogspot.com
Entre las narraciones que componen Cuentos Inhumanos está el cuento «El laberinto de la araña», que obtuvo el premio Nocte de relato, y se publicó previamente en la antología Calabazas en el trastero: Arañas.
Por último, decirles que el autor acaba de participar en la antología de terror Aquelarre de la Editorial Salto de Página.
Blog del escritor: http://eldiablomedijo.blogspot.com

Verónnica Leonetti:
Verónica Leonetti nació en Caracas en 1977, de donde vino a España en 1999. Es ilustradora y fotógrafa. Es la otra cara del libro Cuentos Inhumanos, la que ha puesto unas sugerentes imágenes, cuyo fin primordial es acompañar los textos con discreción. Están ahí y las vemos, pero no se imponen. Incluso cuando hablan de muerte, lo hacen tan sutilmente, que alguien que suponemos se ha ahogado después de arrojarse de un acantilado más bien parece que flotase en un espacio superior. Es como si Verónica Leonetti tuviese el don de cambiar la posición que ocupan los sucesos en nuestra imaginación, después de haber unido nuestra lectura a la de los relatos de José Miguel Vilar- Bou.
En su haber, numerosas exposiciones, colaboraciones en diversos eventos y revistas. Pueden conocer más de la ilustradora en http://lamuertedelespejo.blogspot.com

Saco de Huesos:
Puedes adquirir este libro a la editorial Saco de Huesos a través del e-mail: distribucion@sacodehuesos.com

7 comentarios:

  1. Tanto Verónica como José Miguel son dos "monstruos" en sus campos artísticos. Una gran entrada la tuya Pilar, de enorme interés.

    ResponderEliminar
  2. Interesante entrevista, Pilar. A mí, como lectora, me interesaba saber sobre todo cuál ha sido el germen o la semilla que dio lugar al relato. Como escritora, resulta interesante comprobar los puntos en común que existen sobre el exorcismo de nuestros propios miedos.
    La reseña me ha ayudado a ese acercamiento necesario antes de abordar la obra de Vilar-Bau.

    Las ilustraciones de Verónica Leonetti son una maravilla. Transmiten con mucha intensidad.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Joe y Luisa por vuestros comentarios.
    Un par de abrazos.

    ResponderEliminar
  4. Hola Pilar.

    Escapándome de la vida, un tiempo para visitar, y poder leerte.

    La entrevista, me ha dejado picada. «El fantasma de Bellinzona» es el tipo de relato que siempre llama mi atención.

    Felicidades al hermoso dueto, se acoplan como si fuesen órganos del mismo cuerpo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Estoy de acuerdo contigo. El libro es interesante en el fondo y en la forma. Los relatos muestran a un autor que ha leído literatura de la buena, de la que hace al género. Y cuando hay esa base, se aprecia y se valora porque enriquece.La ilustradora, como en las mejores películas, nos ofrece una música suave para momentos oscuros o terribles. Y como bien dices, ambos logran una excelente pareja artística.
    Gracias Janniceg, por acercarte a este blog desde latinoamerica.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  6. Me alegra saber que te gustó este libro, Pilar. Para mí ha sido el descubrimiento del año...

    ResponderEliminar
  7. Hola Nacho, sí, me gustó mucho. Es un buen libro, de esos a los que una puede volver con gusto, de los que se guarda con cariño. Resulta sugestivo; emotivo también. No hay palabras altisonantes, hay moderación,contención,concisión, y también poesía que aparece por aquí y por allá, iluminando los momentos, dando luz desde un ambiente de fondo, uniendo lo oscuro con lo claro, lo terrible con lo bello.
    Un abrazo Nacho y gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario.

    ResponderEliminar