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jueves, 16 de diciembre de 2010
"TRECE CUENTOS INQUIETANTES" DE FELISA MORENO ORTEGA : ENTREVISTA Y RESEÑA
Por Pilar Alberdi
La escritora Felisa Moreno Ortega nació en Noguerones (Jaén) en 1969. Licenciada en Ciencias económicas y empresariales. Con su novela La asesina de los ojos bondadosos obtuvo el Premio de Escritores Noveles de la Diputación de Jaén. Ha recibido numerosos premios y menciones en diversos certámenes literarios nacionales e internacionales y tiene más de una veintena de publicaciones en antologías de relatos editadas en España y México. Trece cuentos inquietantes es su primer libro de relatos, publicado en septiembre de 2010 en la Editorial Hipálage. http://www.hipalage.com
Pueden obtener más información en su blog El sueño de las palabras http://felisamorenoortegablogspot.com
Muy recientemente, Felisa ha presentado su libro Trece cuentos inquietantes en Letras Capitales del Centro Andaluz del Libro. Vídeo al que pueden acceder desde su blog. De las palabras que dijo en esa ocasión, quiero rescatar la frase «hay que escribir desde la humildad».
¿Qué representa para ti este concepto?
La humildad al escribir es fundamental, supone que no debemos considerar que estamos en posesión de la verdad, que cuanto hacemos es inmejorable. Si creemos que ya lo sabemos todo nunca podremos avanzar, ni mejorar. A eso me refería con ser humilde, a saber aceptar las críticas, a saber digerirlas y aplicarlas en nuestra escritura para conseguir una mayor calidad. Aunque a veces duelan, que suelen doler, nuestro ego de escritores es muy sensible.
¿Cómo surgió la idea de hacer este conjunto de relatos?
Los relatos los he ido escribiendo a lo largo de tres años, del 2006 al 2009, muchos de ellos han sido presentados a certámenes y algunos han conseguido ganar alguno o quedar finalistas. Es decir, no los escribí a propósito para sacar este libro, más bien los fui buscando entre mis archivos para conseguir un conjunto más o menos homogéneo. Creo que aunque son muy diferentes, tienen un elemento en común, presentan situaciones cotidianas que se ven alteradas por algún elemento irreal o que, sin llegar a serlo, puede parecernos extraño. El lector, cuando termina de leer unos de estos cuentos, necesita un tiempo para asimilar su contenido, para comprender lo que realmente ha pasado, que en muchas ocasiones, es algo realmente inquietante. Sus finales son sorprendentes, pero en ningún momento tratan de engañar al lector.
Qué ha significado para ti publicar en Hipalage, Trece cuentos inquietantes, libro que comentaré a continuación.
Es un paso muy importante en mi carrera literaria. Hasta este momento la mayoría de mis publicaciones habían sido en libros colectivos, antologías de certámenes en los que había participado, y sólo tenía mi novela La asesina de los ojos bondadosos como publicación en solitario, que también se debía a un premio y que fue editada por la Diputación de Jaén.
Esta es mi primera publicación con una editorial, les envié mi manuscrito, les gustó y se pusieron en contacto conmigo, eso fue a finales de 2009, y finalmente en septiembre, después de muchos repasos, búsqueda de portada, título, prologuista, etc. salió el libro. Ahora se puede encontrar en librerías de todo el país, y también se puede adquirir desde el extranjero a través de Readontime.
Incluso ha salido una reseña de este libro en el número de diciembre de la revista literaria Qué leer
¿Por cuál de estos cuentos sientes preferencia, y por qué?
Me resulta complicado elegir uno. La mayoría de ellos tienen una historia detrás, por ejemplo, El libro, fue mi primer relato publicado, narra la historia de un editor obsesionado con un extraño libro. El tiempo detenido, supuso mi primer contacto con otros escritores, quedó finalista en el certamen de Canal Literatura y en la entrega de premios conocí, además de a Carmen Posadas que era la presidenta del jurado, a Ramón Alcaraz, profesor del taller literario El desván de la Memoria, y algunos de los que después serían mis compañeros en este taller. Este relato narra una historia de incomprensión en una pareja, aderezada con el toque mágico de un reloj que es capaz de detener el tiempo.
Pero si tengo que destacar un cuento que, creo, no dejará indiferente a nadie, éste es La piel de la serpiente, donde un joven en coma empieza a observar una grieta en el techo de su habitación que se va agrandando con el paso de los días y que nadie más que él puede ver.
Los lectores te han comentado que les gustan...
Aquí hay de todo, creo que pocos cuentos se han quedado sin un comentario por parte de uno u otro lector. Quizás eso es lo bueno de este libro, no sé lo que pensarás tú, pero creo que no hay ningún cuento de relleno, que todos pueden aportar algo al conjunto. Los elegí cuidadosamente para que así fuera. Hecha esta aclaración podríamos destacar: La piel de la serpiente, Historias Truncadas, La habitación de pensar, El tiempo detenido, El sueño dorado.
¿Cómo ves el mundo de la literatura en general? ¿Y el de los escritores que inician su carrera?
Complicado, muy complicado. Yo más que mundo de la literatura lo llamaría sector literario o mercado literario. Y, hablando en términos económicos, es difícil encontrar tu hueco de mercado si eres un escritor novel; eso sin olvidar que existen muchas barreras de entrada. La literatura se ha convertido en marketing, el libro es un producto que hay que hacer llegar al consumidor, ponérselo al alcance de la mano, inducirlo a comprar. No considero que esto sea malo, soy economista y, además, de la rama comercial, considero lícito que los editores quieran ganar dinero vendiendo libros, es su negocio. El problema es que apenas se mira la calidad literaria de las obras que salen al mercado. El libro debería ser un “producto” donde se integraran la calidad, el diseño de portada, la promoción, la distribución. A veces se cuida todo menos lo primero, la calidad literaria. Creo que es un error, muchos lectores nos sentimos estafados cuando abrimos uno de estos libros tan primorosos por fuera y tan vacíos por dentro.
En cuanto a la segunda pregunta, yo les aconsejaría que tuvieran paciencia. No sé si soy quien para andar dando consejos, sólo he publicado un par de libros y he ganado algunos certámenes literarios, más bien modestos. Lo importante es disfrutar escribiendo, esto me lo dice siempre Ramón, mi profesor; y está cargado de razón. Debemos plantearnos por qué escribimos. Para mí es una necesidad, que me ofrece grandes satisfacciones en mi vida diaria. Siempre me he preocupado más por mejorar, por aprender que por publicar, quizás por eso la suerte me ha favorecido. A veces nos cegamos con la idea de ver nuestras palabras impresas y restamos valor al resto de gratificaciones que nos proporciona la literatura.
Quiero terminar con unas palabras de ánimo, estoy convencida de que con ganas, esfuerzo, tesón y un poquito de talento se puede llegar a donde uno se proponga, al menos en eso confío.
¿Crees que vida y obra van unidas?
Creo que somos personas, con nuestras circunstancias particulares, es difícil desprenderse de ellas. En nuestra escritura, queramos o no, se va a reflejar parte de lo que somos, de lo que hemos vivido, leído o soñado. Es nuestra materia prima.
Aún así, pienso que el escritor de narrativa debe inventar historias, vidas nuevas, personajes, ciudades, mundos... Crear universos de ficción para el lector, aunque sean universos cotidianos.
En todo caso, me gustaría que me conocieran por mi obra, independientemente de mi vida personal.
¿Hay una literatura de mujeres y una de hombres? (Me refiero, por ejemplo, a los temas que tratan o a la forma de hacerlo).
Me gusta pensar que no, que los temas son los mismos, que los problemas nos afectan de igual forma a todos. Creo que, independientemente del sexo del escritor, la literatura se puede abordar con distintas sensibilidades y no por eso estar destinadas a uno u otro público.
No me gusta la literatura hecha específicamente para mujeres, ni creo que haya una literatura para hombres. Creo que hay buena o mala literatura, sin más.
En mi caso suelo utilizar mucho a personajes masculinos, eso me supone una mayor dificultad, cuesta más ponerse en la piel de un hombre cuando eres mujer, pero es un reto que me gusta afrontar. Quizás para alejarme de esos estereotipos.
Escribes sobre...
Sobre lo que me conmueve, sobre lo que despierta mi interés, sobre lo que me produce miedo como una forma de exorcizarlo, sobre lo que me repele, sobre lo que odio, sobre lo que amo...
Escribo sobre la vida.
Escribes porque...
Por necesidad, porque ya no puedo dejarlo, porque me relaja, porque me estresa, porque me hace llorar, porque me da inmensas alegrías, porque, aunque aún me cueste definirme así, soy escritora. La literatura es un veneno que se me ha metido en la sangre, no es una dolencia mortal pero sí crónica.
Sacas tiempo de...
De donde puedo, hasta de debajo de las piedras. Del sueño, del descanso, de mis hijos (procuro recompensarlos), de mi marido, de mi familia, aunque creo que ellos lo entienden, siempre están ahí, apoyándome.
Tus escritoras/es preferidos... Obras que has leído y te han marcado...
Tengo que reconocer que no soy muy fiel a ningún autor, mis lecturas son muy variadas, me gusta casi todo. Aunque en los últimos tiempos, desde que escribo, soy más exigente y no suelo terminar los libros que considero que no me aportan nada, muchos de ellos best seller que copan los escaparates de las librerías.
Hecha esta salvedad, García Márquez es uno de mis autores favoritos, desde que, siendo aún adolescente, leí Cien años de soledad, se convirtió en uno de mis preferidos y he leído (y releído) la mayoría de sus obras. Quizás de él he heredado mi gusto por introducir elementos mágicos o sobrenaturales en mis relatos.
Más recientemente he descubierto a una escritora, Irene Némirovsky, que me ha cautivado. De origen ruso, pero afincada en París, murió en la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración, la mataron por ser judía. Su literatura me parece tan intensa y hermosa que he buscado todas sus obras publicadas en español. Su novela El ardor en la sangre, me inspiró un relato que titulé de la misma forma y que ganó el Premio de Mujeres Creadoras de Baena (Córdoba).
De los actuales me gustan Muñoz Molina, Vargas Llosa, Gioconda Belli, Anna Galvada, Coetzee, Doris Lesing, Michel Houellebecq, Martín Gaite, Almudena Grandes, Eslava Galán, … Creo que no acabaría nunca, me dejo muchos atrás.
Quisiera hacer una mención especial de Saramago, Caín, su última obra me parece sublime, Ensayo sobre la ceguera también me impactó.
En la vida y en la literatura defiendes...
El derecho a la libertad. Libertad para vivir, para ser feliz, para expresarse, para no ser maltratado o explotado; la igualdad entre hombres y mujeres; los niños; los desfavorecidos; los parias...
Me gusta ayudar siempre que puedo, creo que no está mal ser la voz de quien no puede hablar porque no le dejan.
Amas...
¡Amo tantas cosas! Sobre todo mi familia, es lo primero en mi vida. Un buen libro, los amigos, una puesta de sol, viajar, el silencio, mi tierra...
Amo escribir, contar historias, que me lean, que me digan que me leen, que me cuenten que les gusta, dar las gracias...
Tus deseos para el año que comienza.
Que sea como éste en lo personal-literario y que mejore la situación económica, que hay mucha gente pasándolo mal.
¿Y tus nuevos proyectos?
En cuanto a publicaciones, en la primavera de 2011 saldrá mi novela juvenil “El club de las palabras prohibidas” con la editorial Edimáter. En cuanto a escribir, tengo una novela iniciada, en un estado bastante avanzado, me gustaría terminarla en un par de meses a lo sumo, llevo ya varios años con ella, sin decidirme nunca a ponerle el punto y final.
Empiezo a darle forma a otro proyecto de novela para el que me estoy documentando.
No me planteo abandonar los relatos pero sí que les estoy dedicando menos tiempo, me apetece abordar proyectos más largos.
Gracias Felisa. Ha sido un gusto entablar este diálogo. Y ahora sí, pasamos a la reseña.
RESEÑA DEL LIBRO TRECE CUENTOS INQUIETANTES
Por Pilar Alberdi
Nace este libro de Felisa Moreno Ortega de la mano de la Editorial Hipálage. Forma parte de la colección «Para surcar el tiempo». Con fotos de portada y solapas de Francisco Ureña.
Como introducción a los textos, aparece en primer lugar, el prólogo del periodista, escritor y guionista Luis Conde – Salazar Infiesta, quien comienza señalando un texto de Augusto Monterroso, el «Decálogo del escritor», con la intención de retratar a la autora. «Cree en ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree. Cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor». Es un consejo que nos sirve a todos.
Comenta también el prologuista cómo surgió la relación entre ambos, y resume el tipo de cuentos que encontrarán los lectores, y a los que como el título muy bien indica se puede considerar, sin lugar a dudas, «inquietantes», porque aunque sirven de espejo de nuestra racionalidad, muestran también nuestro lado más oscuro, a veces, nutriéndose de lo fantástico, especialmente, para cerrar algunos de los finales de los diferentes relatos.
El primero de los cuentos de Felisa Moreno Ortega se titula El sueño dorado. Da comienzo con esta frase. «El día que Sofía Villamartín entró en la clínica de estética más prestigiosa de la ciudad no sabía que iba a morir». De hecho, precisamente eso, era lo que quería evitar yendo a esa clínica y no a otra. Esa clase de muertes sin sentido.
Felisa es consciente de la desigualdad de género que a veces sufren las mujeres, y si bien escribe a menudo sobre estos temas, lo hace desde distintos puntos de vista. En el caso de este cuento escrito en tercera persona, será una mirada crítica hacia una mujer que salió cuando era joven de un barrio pobre para convertirse en la señora de Villamartín, apellido que luce orgullosa como si fuera el suyo. Es una mujer que desde una posición privilegiada, se permite burlarse de otras mujeres que no son ni tan jóvenes, ni tan bellas, ni tan delgadas o ricas como ella. Evidentemente el precio de la eterna juventud que le ofrece un prestigioso doctor será alto.
Como en un juego de muñecas rusas, el segundo cuento titulado Historias truncadas, escrito también en tercera persona, es una historia que cuenta otra historia que, a su vez, cuenta otra más. Sumamente visual nos parece estar viendo una excelente película, y aunque en un corto número de páginas hay bastantes personajes, nos quedamos con el conjunto como si se tratase de una carrera de relevos. Es un cuento redondo. Con muy buen resultado. Muy trabajado. Como para recordar. En el fondo hay una historia de escritores como en el siguiente relato, el tercero, pero este ya escrito en primera persona, titulado El misterio de mi boda. Aquí un escritor decide tomarse un año sabático para escribir una novela y cumplir uno de sus mejores sueño. Decide ir a un pueblo y allí una mujer dice reconocerlo como su prometido, lo peor en dicha situación, es que los demás opinan y se comportan como si realmente lo fuera.
El cuarto cuento, La piel de la serpiente, también escrito en primera persona, nos acerca con lucidez pero también con un dramatismo contenido a los posibles sentimientos de una persona joven, que tras un accidente vial, rememora una parte de su vida mientras vamos viendo en qué se ha convertido, quién lo cuida, quien lo visita, y qué ha sido de su antiguo amor. A través de él, se ve lo que nadie quiere ver: una grieta en el techo que va creciendo poco a poco, y que se parece tanto a una serpiente. Es uno de esos cuentos que viene muy bien leer cuando uno tiene uno de esos días en que se queja por nimiedades. La grieta acaba produciendo una fractura en la que no hay vuelta atrás.
El numero cuatro es el título del quinto relato. Es kafkiano por lo agobiante. Aunque, personalmente, me hizo pensar en La sala número 6 de Chejov, pese a que no se parece en nada, salvo en la injusticia opresora que convierte al normal en víctima y al anormal en verdugo. Este cuento vuelve al tema de la violencia de género. Una mujer está encerrada y no comprende qué ha podido hacer para merecerlo. Dice: «La habitación tiene cuatro muebles, es importante lo del número; todo aquí es par, menos yo, aunque pienso que también estoy duplicada. Algunos días consigo verme a mí misma tumbada encima de la cama, con las piernas cruzadas y las manos sobre el pecho, como en el último reposo de un difunto. En una esquina hay un par de sandalias de tacón alto, están destrozadas y cubiertas por una pasta seca. No me atrevo a tocarlas» Y sin embargo, esas sandalias han tenido un especial papel en esta historia.»
El fondo de la historia, la condición en que viven algunas mujeres, hace sombra en el siguiente cuento, el sexto, por aquello de que los escritores volvemos muchas veces a los mismos temas y los reescribimos desde diferentes circunstancias o puntos de vista. El relato se titula La habitación de pensar. Nos habla de las horas que pasamos fuera de casa, de esas personas que vemos a diario en el autobús, en el metro, en el tren, en la cafetería a la que acudimos habitualmente. Nos hacemos ideas de ellas, nos imaginamos cómo será su vida. Sentimos su ausencia el día que faltan. Incluso podemos enamorarnos de ellas... Es un cuento que habla de la soledad en las ciudades.
«De nuevo el tren, de nuevo ella subiendo, de nuevo su indiferencia. Pero hoy es distinto; yo sé que tiene un motivo para no hablarme y la miro feliz, disfrutando de su belleza...»De este modo surge la relación entre una mujer y un hombre jóvenes. Ella está casada y su marido le hace esto:
«... Cuando se le antoja, me encierra una temporada en casa, en la habitación de pensar, así la llama él».
La habitación de pensar, la habitación del castigo porque el celoso cree que ella ha mirado a otro o por lo que sea capaz de inventarse. Me ha hecho pensar este cuento en esos «rincones de pensar» al que a veces se somete a los niños... Aunque no se si la alusión viene por eso. Tal vez, simplemente se refiera, a que te conviene pensar que debes quedarte callada, que no debes denunciarme... A lo que piensan los maltratadores que creen que los cuerpos y las mentes de sus mujeres son suyos.
El tiempo detenido. Así se llama el séptimo cuento.¿Qué harías si de repente encuentras a alguien capaz de detener el tiempo? ¿Cómo te sentirías, si además, vuelve a despertar chispas de amor que parecían dormidas? ¿Qué resultaría si esa persona capaz de detener el tiempo te presta el reloj para que lo utilices con tu marido porque, en el fondo lo quieres? Es un precioso relato que cualquier persona con varios años de pareja en común, con las prisas que hoy en día nos empujan, con el estrés y la monotonía que nos acosan, disfrutará. En el fondo, todos queremos detener el tiempo para volver a sentir más profundamente la presencia y la unión con la persona que queremos, pero... Sí, siempre hay un «pero». Existe una condición para que pueda cumplirse y que el cuento desvela.
El octavo relato, El despertador de colores, nos cuenta lo difícil que es para un hijo convertirse en una persona independiente con capacidad para decidir su propia vida. La razón: una madre absorbente. Es ese tipo de relaciones en las que ya no existe la sinceridad por imposible, de tal modo que si la madre pregunta:
«—¿Dónde has estado?»El hijo sólo se atreve a dar una respuesta evasiva, una mentira que suplante a la verdad, porque diga lo que diga, sabe de antemano que a la madre no le gustará. Si hay un reunión ella también quiere ir, y si se trata de una chica, el comentario será que vale bien poca cosa para él, que no lo merece, y mientras tanto en el muchacho crece esa rabia acumulada desde los tiempos en que su padre los abandonó, y aparece el ansia de matar.
Cuando Elena dejó de ser una vaca es el noveno cuento. Si en el primero de los relatos que daba inicio al libro teníamos una mujer que deseaba mantener su hermosura, en este tenemos una mujer que ha sido invitada por un exnovio a su boda con otra. Se siente ofendida por la invitación y como está gorda primero piensa en no ir, pero luego toma la resolución de adelgazar y compra una báscula que le da órdenes y la insulta con el fin de que adelgace. La persona que le habla desde esa báscula es una chica rubia bellísima y delgada. Luego será una voz masculina. El programa de la báscula se llama Programa Para la Perdida Activa de Peso o PEPAP que suena a siglas de organización.
«Elena comenzaba a acostumbrarse al tono imperativo del PEPAP, quizás así todo fuese más fácil; si se limitaba a seguir las órdenes...» Si era necesario el PEPAP la forzaba a ver imágenes de personas obesas que tenían dificultad para moverse o de otras que se sometían a operaciones para reducir el estómago o a liposucciones...
Cada día que pasaba Elena comía menos, hacía más ejercicio y veía más imágenes ejemplares...Y lo peor aún estaba por llegar.
Las hermanas es el título del décimo cuento. Una vieja tía deja a sus sobrinas mellizas,un vestido de novia... Un regalo extraño. Aunque no tanto, si se piensa que a ambas hermanas «sólo las unía la soltería», las disputas por cualquier nimiedad, y el deso de una pareja. Las dos sueñan con la herencia de la tía para poder hace su vida individualmente, pero ésta les ha dejado un vestido de novia. Este hecho, las hermanas lo viven como una venganza de la tía. Lo que no saben, es que ese vestido esconde un tesoro.
El cuento onceavo, El libro, nos cuenta la historia de un editor sometido a la comprensión de un libro. El texto es extraño. Es como armar un extraño puzzle. Pero cuando lo consigue su esposa lo ha abandonado cansada de su absentismo. Poco después, él tendrá un accidente. Entonces, ella, vuelve a la casa, mira el contenido del libro, y comprende lo que ha pasado.
En El motorista, el doceavo cuento, lo que puede ocurrir en un sueño también puede ocurrir o no, en la vida. Un cuento corto pero interesante, igual que el siguiente.
Si los demás cuentos tienen relación con centros urbanos que podemos imaginar en un sitio u otro, y que calculamos deben ser lugares con bastante población porque, de vez en cuando, se cita un Corte Inglés, el treceavo cuento de título El teléfono móvil tiene un río concreto, el Guadalquivir, que nos obliga a situar las escenas en el sur de España y en una ciudad concreta a la que se da nombre: Sevilla, con su tranvía del centro, su cafetería de moda, su Giralda. El tema es sencillo: un muchacho que piensa en suicidarse está en un puente; ve un destello, es un móvil, lo recoge. Al momento, llega un mensaje, lo lee: «Vas a morir». Del susto comienza a correr. Cuando se detiene en un parque piensa en el posible dueño del móvil. Tiene que ser un tipo rico, no como él que va vestido sencillamente. Cuando el móvil vuelve a pitar por la llegada de un mensaje, el texto dice: «Sólo te quedan doce horas». Doce horas del otro, calcula, del que va a morir, del dueño del móvil. Entonces comienza una búsqueda para saber quién es ese otro.
Repartidores de pizza que quieren ser cantantes; mujeres que desean adelgazar o embellecer; hombres que fuman aunque sepan que no está de moda; seres humanos obligados a convivir con otras personas en una guerra destructiva; seres abandonados a su suerte; suicidas; adictos al trabajo; empleados infelices; dinero negro y economía sumergida; violencia de género; desamor; jóvenes motoristas que se juegan la vida en la carretera...
Cuando una termina el libro siente que quiere más historias, porque las cien páginas que tiene esta obra se nos han quedado cortas, y acaso en el próximo relato, ese que aún no hemos leído, los protagonistas seamos nosotros.
¿Cuentos realistas, fantásticos, de terror? Es precisamente este cruce de géneros lo que los hace tan interesantes.
No fueron creados con la intención de formar este libro, pero fueron elegidos por su calidad y su temática haciendo posible que Trece cuentos inquietantes nos resulten sorprendentes y nos dejen el placer de su lectura.
Nota: el pueblo que aparece en la foto es Noguerones, lugar de nacimiento de la autora. Felisa reside en la actualidad en Alcaudete (Jaén).
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Muchas gracias Pilar,
ResponderEliminarPor esta reseña tan completa de mi libro y por la entrevista, lo pasé muy bien contestándola.
Un gran abrazo.
Gracias a ti.
ResponderEliminarHa sido un gusto leer tus relatos.
Un abrazo. Y éxito con "Trece cuentos inquietantes".
Un abrazo
Magnífica entrevista.
ResponderEliminarSe han tocado varios puntos que yo considero muy importantes. Uno de ellos es el aprendizaje. El texto crece a medida que lo hace el escritor y eso se consigue con trabajo y una buena base. Escribir no es solo contar una historia. Es hacerlo cuidando las formas y el mensaje a partes iguales. A mí, como a Felisa, también me gusta abrir un libro y comprobar que no me decepciona.
Felicito a Felisa Moreno por su libro y a ti por dárnosla a conocer de esta estupenda manera.
Buena entrevista, buen libro, buena entrevistadora y buena escritora... ¡Un lujo!
ResponderEliminarGracias Joe, ya ves, te debo una; porque llegué hasta Felisa y a la lectura de su libro "Trece cuentos inquietantes" gracias al comentario que tú hiciste en tu blog.
ResponderEliminarEs normal, no podemos estar atentos a todo lo que se edita. Por eso, cada vez me parece más importante la labor de difusión de obras que somos capaces de llevar a cabo entre nosotros como lectores y, a la vez, como escritores. Y creo que esta posibilidad de tener los blogs enlazados también ayuda.
Saludos.