miércoles, 26 de mayo de 2010

LO QUE YO SÉ DE BRADBURY, DICK, ASIMOV, SCOTT CARD...



Por Pilar Alberdi

Fotos: NASA (free)

Alguna vez quiero oír la canción Hermoso Ohío, y conocer su letra en español para saber lo que dice. Bradbury la cita en los relatos de Crónicas Marcianas y también en el cuento titulado La bruja de abril de la antología Las doradas manzanas del sol. ¿Qué significado tenía esa canción para él? ¿Acaso era el encanto de su melodía? ¿Tal vez el recuerdo de lo que sucedía la primera vez que la oyó?
Dicen que el escritor se escribe a sí mismo. Tal vez sea así. Habla de lo que quiere oír, de aquello que quiere afirmar, de lo que piensa otros no están diciendo, o de lo que cree él también tiene algo que decir. Releyendo a este autor una siente que ese mundo siempre dispuesto a desbocarse en una guerra, tiene hombres, mujeres, jóvenes y niños sensatos. Es verdad que hay de todo, pero hay gente buena en sus relatos. Bradbury resulta un escritor amable, y aún así lo dice todo. Habló hacia 1949 de los problemas raciales de su país, pero nadie le aceptó el cuento El otro pie que acabaron publicándoselo en París. Es un cuento muy fuerte. En un cuaderno tengo apuntado que después de leer ese relato hay que tomarse un descanso... Otro cuento con este tema es El gran juego negro y blanco donde logra explicar como la admiración sobre los cuerpos y la alegría ajena de los más pobres y desposeídos, también puede convertirse en envidia para los más ricos. Se trata de un simple partido de beisbol entre blancos y negros, pero la frase final remata el cuento: «¿No sería terrible que ganasen ellos?» . «Son capaces, ¿sabe usted? Son capaces»
Me gustan sus metáforas. A las de Bradbury me refiero. Me gusta esa luz de un faro que barre el mar como si fuera la cola de un animal. Me gusta ese «contribuyente» que justificando el pago de impuestos, exige que lo lleven a la luna. Hemos visto algunos nuevos ricos paseándose por el espacio últimamente... También son “contribuyentes”... Otra variedad.
Me gusta la poesía de Bradbury. Le permite afirmar que unas campanas doradas duermen en el interior de un campanario. ¡Qué belleza la del relato El ancho mundo allá lejos en donde una mujer baja todos los días a buscar el correo y comenta como si las hubiera leído las cartas con su vecina que es analfabeta, lo que hace que comience a tener sentimientos de inferioridad mientras crece en su interior el deseo de aprender a escribir y a leer. En ese momento llega de visita un sobrino que sabe escribir. La mujer quiere recibir cartas, sentir lo que siente su vecina. Escriben solicitando folletos de propaganda, cualquier cosa con tal de recibir una primera carta. Y el día que llega el cartero que pasa en un carro, la mujer se da cuenta de que nunca antes lo había visto. ¿Y entonces la cartas que recibía la vecina de quién eran, cómo llegaban al buzón? Esos son los cuentos de Bradbury. Así nos enteramos que la vecina tenía un par de cartas que volvía a poner una y otra vez en el buzón y también nos enteramos de que no sabía leer. Y es un cuento que no sabemos si es ci fi, pero nos da igual. Al menos, a mi me da igual. Es fantástico y nos toca el alma.
¡Qué a gusto canturrean las mujeres de Bradbury en las cocinas! ¡Qué contenidos son los personajes masculinos en sus emociones! ¡Qué bien relata los preparativos para la guerra, el trabajo en las fábricas, el avance de una técnica que no se sabe si ayudará o destruirá a la humanidad!
Bradbury estira el relato a fuerza de sucesivos y pequeños climax, hasta que llega el último. Yo no escribo los relatos de ese modo y quizá por eso me llaman la atención.


Dick comienza muchos de sus relatos con una discusión. Generalmente se trata de matrimonios. Por ejemplo, en el relato Sobre manzanas marchitas. También en Humano es. Y en La maqueta. Dick como Bradbury se hizo eco de los problemas causados por la segregación racial.
En algunas de las notas a sus cuentos habla de los niños. De lo fácil que es dañarlos. En algunas de las notas a estos cuentos indica considera que son más sabios que los adultos, y aclara “vaya, he estado a punto de escribir, más sabios que los humanos”. ¡Divina ironía! En otro apartado dice: “como toda raza sometida, se les ha enseñado a obedecer”.Y en Humano es hace una declaración de principios, al afirmar que no es el aspecto ni el planeta donde has nacido lo que importa sino la bondad. «La bondad —afirma— nos distingue de las rocas, los palos, el metal; y así será siempre». A Dick le preocupaba esta «sociedad uniforme», la guerra, la destrucción del mundo. Un tema muy importante para él en su obra es descubrir quién es humano y quien lo aparenta. E incluso lo hace cuando se trata de robots, quién es el verdadero, quién el que lo parece.

Asimov igual que Dick se acerca a los temas manteniéndose alejado, frío... Quizá lo era o, al menos, era su forma de enfrentarse al mundo. De poner distancia. Afirma en sus Memorias (me refiero a las última, no a las dos anteriores) que no le gustaban los niños. Sin entrar en su vida privada y familiar, estas memorias abundan en detalles que explicarían su manera de ser así como su obsesión por escribir más y más obras, llegando a cuantificar como propias, incluso, las que sólo había antologado. Inflado de una vanidad de la que él mismo acabó riéndose, era parte de su manera de ser, de su defensa. Pese a eso tiene algún cuento con niños que es muy bueno. Y con el tiempo llegó a afirmar que lo importante de escribir era el proceso, algo que cualquier escritor que disfrute escribiendo, lo corroboraría. Igual que Stephen King se quejó de no ser sido considerado buen escritor por la crítica especializada. Con el correr de los años llegó a considerar las críticas adversas a sus libros como propaganda. A fin de cuentas, decía, no era lo ideal, él prefería la crítica buena, pero servían para resaltar la obra.
Sobre plagios, él mismo admite que ha plagiado, inconscientemente, y pone el ejemplo de su relato Anochecer sobre el cuento Antes de la edad de oro de Jack Williamson. Y Lest We Remember sobre Algernon de Daniel Keyes. También indica que Fundación tiene mucho de Historia de la decadencia y ruina del imperio romano de Edward Gibbon. Yo encuentro un gran parecido temático en Los nueve mil millones de nombres de Dios de Arthur C. Clark y La última pregunta de Isaac Asimov, pero no sé cuál fue escrito primero. Incluso Asimov, tiene otro cuento ya citado,Anochecer que va sobre el mismo tema, la llegada de la oscuridad total a la tierra cuando se apagan las estrellas. Y dentro de estos parecidos también podríamos añadir El gran apagón de Bradbury. Y así, muchos más seguramente.
Hablando de parecidos quizá el más actual sea el del guión de la película Avatar con el cuento Llámame Joe de Poul Anderson, donde un avatar al que se ha preparado para vivir en otro planeta, es azul grisaceo, y lo dirige una persona paralítica, que revive a través de este ser, la movilidad y ciertas emociones que ha perdido. Y ¿esas montañas islas flotantes? ¿No nos recuerdan un cuadro de Magritt?
Volviendo a Asimov, me gustaría citar un cuento suyo sobre la condición de ser mujer. Cuando una editora le criticó que no hiciera robots mujeres, en el sentido de que tuviesen un parecido mental con éstas, escribió o, al menos publicó un relato titulado Intuición Femenina. Cualquier mujer actual se sentirá representada en ese cuento en el que las mujeres parece que siempre tienen que demostrar más para ser valoradas en igualdad de condiciones con los hombres, especialmente, en el ámbito laboral.



Orson Scott Card. Me gustó en su día El juego de Ender , pese a que algunos dicen que es puro diálogo. Pero no me agradan los cuentos que nos van ofreciendo de este autor. No me llenan en la primera lectura aunque no dejo de recordarlos con el paso de los días con lo cual, de algún modo, me llegan hondamente. Y debo reconocerlo.

Quiero hacer una referencia especial a una autora que escribió bajo seudónimo masculino: Alice Sheldon y a su cuento «Amor es el plan, el plan es la muerte». Firmó la autoría bajo el nombre y apellido de James Tiptree, Jr. También utilizaba otro seudónimo. Este relato fue Mejor relato corto, de los premios Nebula de 1973. ¿Es ciencia ficción? No lo sé. Para mí es fantasía como puede serlo el relato Los osos descubren el fuego de Terry Bisson. Sólo que el cuento de Alice Sheldon, es demoledor, aplastante. Un gran cuento. De los que no se olvidan.
También hay por ahí otro relato de J. R R Martín, Los reyes de la arena, que logra impactarme con cada nueva lectura pese a que conozco el argumento. Y es que tiene fuerza el autor de Juegos de Tronos.

Sin duda, la ciencia ficción pese a las variaciones con las que se la ha intentado definir, es sólo esto: unas personas llamadas autores, unas formas de entender y de explicar el mundo en el que viven desde su propia experiencia personal y social.

Referencias: Los Cuentos Completos de Asimov (volúmenes I y II), más la Selección de Premios Nébula los podrán encontrar en Ediciones B. Los libros de relatos de Orson Scott Card, El ahorcado y Milagros crueles, también están en la anterior editorial. La antología de relatos de Dick (volúmenes I-V)en Minotauro de Planeta.Lo mismo para Las doradas manzanas del sol y El hombre ilustrado de Bradbury.

4 comentarios:

  1. Con respecto a la canción "Hermoso Ohío" ("Beautiful Ohío"), el tema es un vals de 1918 que habla de dos personas que se enamoran en Ohío. La traducción de la letra es esta:

    Hace mucho, mucho tiempo
    alguien que conozco
    tenía una pequeña canoa roja
    con sitio para solo dos personas
    el amor encontró su inicio
    después en mi corazón
    y como una flor creció

    Estribillo:

    Flotando en la corriente del arroyo iluminado por la luna
    mientras que arriba los cielos brillan gloriosamente
    y las estrellas en lo alto
    tililan en el cielo
    asemejándose a un paraíso de amor divino
    soñando con un par de ojos que miraron a los míos
    Precioso Ohío, en sueños veo otra vez
    visiones de aquello que solía ser.

    La canción pasó a ser el himno oficial de Ohío en 1969 ("Crónicas marcianas" es de 1950), y en 1989 un tal Wilbert B. McBride, con el permiso de Ohío, cambió la letra. Eliminó a la pareja de enamorados y pasó a hablar de altas ciudades y poderosas factorías. Muy romántico.
    Si quieres escuchar las dos canciones, tanto la versión nueva como la vieja, las tienes al final de esta página.

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  2. Por cierto, que veo que has publicado junto al artículo una foto de uno toroide de Stanford. Es algo que se asemeja bastante a Mundoanillo, de Larry Niven, un clásico de la CiFi. ¿Lo has leído?

    Y ya que comentas sobre relatos cortos ("La última pregunta" de Asimov), te recomiendo a Fredric Brown, que era un maestro de los relatos cortos. Escribió bastante CiFi, pero no solo tocó ese género. Te dejo aquí su relato "Pesadilla en gris" de su serie de pesadillas.

    - - -

    Se despertó sintiéndose maravillosamente bien, bajo el cálido y brillante sol de primavera. Se había quedado dormido durante algo menos de media hora, según pudo deducir por el ángulo de las sombras que formaba el sol y que apenas habían cambiado.

    El parque se veía hermoso con el verdor de la primavera, más suave que el del verano; el día resultaba magnifico y él era joven y estaba enamorado. Locamente enamorado, maravillosamente enamorado. Y feliz en su amor: la noche anterior, sábado, se había declarado a Susana y ella le aceptó, más o menos. No le dio un sí definitivo, pero le invitó para que esa tarde le conociese su familia, y le dijo que deseaba que ellos le quisieran y él a ellos. Si eso no significaba la aprobación, ¿entonces qué era? Se habían enamorado casi a primera vista, y por eso aún ni siquiera conocía a sus padres.

    ¡Oh, la dulce Susana, con los suaves cabellos castaños, la graciosa naricilla, las pecas marcadas y los grandes ojos de color café!

    Era la mujer más maravillosa que uno pudiera desear.

    Bueno, ya era tarde: Susana le había citado a esa hora. Se levantó del banco y, como sentía los músculos un poco entumecidos por la siesta, bostezó voluptuosamente. Se dirigió hacia la casa, que quedaba a unas manzanas de la suya.

    Subió los escalones y llamó a la puerta. Esta se abrió y por un segundo se imaginó que la propia Susana salía a abrirle, pero no fue así. Probablemente se trataba de su hermana; Susana había mencionado que tenía una hermana un año menor que ella.

    Se inclinó y se presentó, preguntando por Susana. Le pareció que la muchacha le miraba con extrañeza. Después le dijo:

    - Pase, por favor. Ella no está en este momento, pero si gusta aguardar en la sala...

    Esperó en la sala. Le extrañó que ella hubiera salido.

    Entonces oyó la voz de la chica que le había recibido, hablando en el vestíbulo y, con explicable curiosidad, se levantó y fue a la puerta para escuchar. Parecía estar hablando por teléfono.

    - Harry, por favor ven enseguida y trae contigo al doctor. Sí, es el abuelo... No, no es otro ataque al corazón. Es como la vez que le dio amnesia y pensó que la abuela aún vivía. No, no es demencia senil, Harry, es sólo amnesia, pero esta vez la cosa es peor. Cincuenta años menos... su memoria es la de cuando aún no se había casado con la abuela...

    Repentinamente viejo, envejecido cincuenta años en cincuenta segundos, lloró en silencio, recostado en el marco de la puerta.

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  3. ¡Vaya Morporkiano! Y yo sin poder pasar por el blog en toda la mañana... ¡Lo que me estaba perdiendo! Y es que lo tuyo más que un comentario es una colaboración en toda regla. Gracias por todas las explicaciones que das, y por el enlace que nos permite oír la canción Hermoso Ohío en sus dos versiones. La verdad es que te recuerdo de cuando aparecían en el blog las fotos de los seguidores pero por esos temas de la informática que yo no entiendo, dejó de funcionar y tuve que quitarlo.
    Si el tema de Mundo Anillo de Larry Niven es de tu interés, prepara algo y me lo envías. Estaré encantada de ponerlo por aquí.Creo que después de tu comentario, los lectores del blog ya saben que escribirás algo bueno.
    Evidentemente, el relato corto de Frederic Brown que has enviado, me ha emocionado. "Envejeció 50 años en 50 segundos"... Pero ¡qué 50 segundos!
    Nuevamente, gracias por tu comentario. Vuelvo al enlace que nos has dejado para escuchar otra vez... Hermoso Ohío.
    Saludos
    Pilar

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  4. Excelente artículo, Pilar. Por ello lo he subido a mi Muro de Facebbok. A mí me encanta Bradbury.

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