jueves, 11 de julio de 2013

"GRAMÁTICA DE LA FANTASÍA" DE GIANNI RODARI


Introducción al arte de inventar historias (para niños)

La Gramática de la fantasía surgió como resultado de los trabajos previos y durante el desarrollo de una semana de convivencia del autor, Gianni Rodari (1920-1980), con profesores y niños en Reggio Emilia, que entonces era un pueblo y hoy es una gran ciudad que tiene en su haber el nacimiento de la bandera de italiana y forma parte de una región en la que se produce el conocido queso parmesano.
A Gianni que se desempeñó como maestro y periodista le gustaba una frase de Novalis (1702-1981) que dice: «Si tuviésemos una Fantástica, así como tenemos una Lógica, estaría descubierto el arte de inventar». ¿Cuál fue su pretensión? Ofrecer a los profesores y a los niños algunos recursos que pueden servir para crear pequeñas historias y al mismo tiempo jugar y divertirse. Pero está muy claro y cualquier lector de este libro se dará cuenta en seguida que el tema de la creación como tal fue muy importante para el autor. Además, él sabía que los niños ante un escritor siempre preguntan «¿Cómo se hace para inventar historias?». Y, por supuesto, esperan una respuesta.
Lo primero que explica es que una palabra igual que una piedra que se arroja a un estanque produce una serie de reacciones. Así, en el estanque, la piedra producirá ondas en su caída, quizá espante a algún pez cercano. Cuando se lanza una palabra, y estamos hablando de solo una, que además deriva de una serie previa de palabras, esta produce distintas reacciones en cada lector, asociaciones de distinto tipo en base a los recuerdos que se establecen. Gianni cita a André Breton (surrealismo y dadaísmo) que utilizaba la escritura automática en un intento de escapar al propio control de autocensura modelado dentro del ámbito de las creencias imperantes en la sociedad.
Si una palabra sola puede producir maravillas, dos y de sentido contrario son lo que se ha dado en llamar un «binomio fantástico». Otra opción: deformar las palabras a través de los prefijos también puede ser un recurso divertido que puede dar la idea de un pequeño relato. Los errores ortográficos o de traducción pueden llegar a causar curiosos hechos como el acontecido con el zapato de Cenicienta, que en el primer original de Perrault era de piel de marta cebellina y que por un error en la traducción (de «vain» se tradujo «verres») pasó a ser de cristal. Error que se mantuvo en el tiempo. Pero, lógicamente, también pueden crearse con la intención de buscar un resultado determinado.
La formulación de una hipótesis también puede dar mucho juego. La típica pregunta es «Qué ocurriría si...» Y lo mismo vale para la creación de historias para niños que para adultos.
Entre las posibilidades de crear historias en verso se citan los limerik; explica la construcción de adivinanzas; la posibilidad de variación o transformación de historias ya conocidas, algo que los maestros pueden trabajar muy bien con los niños, pasar,por ejemplo, de una caperucita roja a una amarilla, o sacar de contexto un cuento y colocarlo en otra época, o cambiar partes del mismo o todos o alguno de los personajes, o los lugares en donde se desarrolla la historia o los objetos. Sin embargo, es bueno aclarar como afirma Gianni, y los adultos sabemos que «los niños, en cuanto a historias se refiere, son en buena medida conservadores», es decir, prefieren y, a veces, exigen que les relaten los cuentos como los conocieron por primera vez y que no se les cambie el orden ni las palabras.
Ciertamente y tras varias páginas en donde aparecen numerosas propuestas participativas y orientativas para la creación de historias con o para los niños, no faltan la de la creación de láminas con dibujos a las que los pequeños podrán poner el texto.
Otros factores que señala el autor son «el imperfecto que los niños usan cuando adoptan una personalidad imaginaria» en sus juegos constuyendo un diálogo monologado, y la necesidad de crear un «extrañamiento del objeto» al que se va a hacer referencia, tanto en la creación de adivinanzas como en poemas. Ese extrañamiento se produce cuando se oculta el objeto y queda fuera del texto, y por unas pocas palabras se puede llegar a descubrir cuál es o cuando se cambia la función a la que está destinado y se produce, además, sorpresa, y el descubrimiento de que el mundo no siempre es el que parece.
No voy a extenderme comentando todas las propuestas pero sí quiero decir que
Gianni Rodari fue un hombre que leyó mucho y mantuvo diferentes intereses creativos. A través de los numerosos autores que cita encontramos los nexos con temas de pedagogía, lingüística, psicología y,por supuesto, política. «Si una sociedad basada en el mito de la productividad (y en la realidad del beneficio) tiene necesidad de hombres a medias —fieles ejecutores, diligentes reproductores, dóciles instrumentos sin voluntad—», quiere decir que está mal hecha y que hace falta cambiarla. Para cambiarla se requieren hombres creativos, que sepan usar su imaginación» y por eso quiere niños imaginativos, más que alumnos que resulten cómodos para el sistema ya establecido.
Ahora bien, entonces la pregunta última que deberíamos hacernos como lectores, padres, maestros, escritores es: ¿se ofrece la posibilidad de la lectura de tipo fantástico en los colegios? ¿Este tipo de obras tiene la misma importancia que aquellas otras que podríamos considerar de corte realista?
¿Qué criterios se han seguido en el sistema educativo español? Intentaré ocuparme de algunos de estos aspectos en un próximo artículo.



Enlace a la biobibliografía de Giani Rodari
(De la foto: derechos adquiridos en Fotoloia)

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