viernes, 28 de diciembre de 2012

"RELATOS TURBIOS" DE MANUEL MERENCIANO




Entrevista y reseña: Pilar Alberdi


ENTREVISTA


1. ¿Quién es Manuel Merenciano?

Voy a interpretar la pregunta como una invitación a presentarme, porque si lo hiciera como una cuestión filosófica acabaría enredado en una maraña de disquisiciones que bien sé de antemano que no conducirían a ninguna parte. Así que voy al grano: me licencié en Medicina, aunque desde siempre me he dedicado a la docencia. No hace demasiado tiempo que decidí cruzar un guiño con la literatura y empecé a escribir relatos cortos. Enseguida llegaron algunos premios y distinciones en certámenes literarios (nada del otro mundo, que conste) y eso me animó a continuar escribiendo (relatos, microrrelatos, novela), que es la actividad con la que verdaderamente me siento  a gusto. He publicado, tanto en papel como en versión digital, una recopilación de relatos: “Relatos turbios” y una novela: “El dulce aroma de la madreselva”. En diversas revistas, antologías y separatas, también han sido publicados algunos de mis cuentos.

2. ¿Un autor expresa a la persona que es?

No tiene por qué. Me resulta fácil imaginar a un escritor de libros de autoayuda que acaba suicidándose en la vida real, o a un empalagoso autor de novela rosa que en lo cotidiano se comporta como un energúmeno. La ficción nos permite ser distintos, inventar otras vidas y atrapar otros destinos. Creo que era Ernesto Sábato quien decía que una persona compasiva puede tender a crear en sus ficciones personajes despiadados, o una persona religiosa, feroces ateos.
En cambio, lo cierto es que toda obra de un autor tiene algo de autobiográfica o, cuanto menos, de exteriorización de sus emociones y de sus fantasmas. Y los fantasmas y emociones que no pone el autor, ya se encargará de agregarlos el lector, que es, en definitiva, quien aporta los elementos subjetivos que completan el relato. Esa es la grandeza de la literatura.

3. ¿Cuáles son tus referentes como escritor? ¿Autores o lecturas preferidas?

Disfruto con el género negro: Raymond Chandler, Dashiell Hammett, James M. Cain, Jim Thompson… La lista sería interminable. Pero muy especialmente me decanto por las obras de corte psicológico, como las de Patricia Highsmith o Ruth Rendell.
En lo que al cuento se refiere me gustan autores de muy diversa índole: Allan Poe, Chéjov, Carver, Quim Monzó, Ana Mª Matute…, y nuevamente Patricia Highsmith: su “Siete cuentos misóginos” (y que nadie se deje engañar por el título) es uno de mis libros preferidos.

4. Donde hay horror o terror, hay miedos, pero también dolor...

Si me paro a pensar por qué escribo, llego a la conclusión de que lo hago por dos razones principales: por miedo y por venganza. Como ves, contrariamente a lo que la gente suele esperar, no son razones demasiado sublimes, sino más bien basadas en bajos instintos. Efectivamente, en mis obras, junto al miedo o al horror, a veces hay dolor, pero creo que por encima de este último destaca el humor. Un humor sutil, irónico, que suele servir de contrapunto para que el lector pueda respirar. Como en la vida misma, el sentido del humor nos permite mitigar el dolor y ahuyentar nuestros miedos.

5. El poder en tus cuentos muchas veces lo detentan "los buenos". ¿Quiénes son los buenos"? ¿Los que creemos que lo son, los que se dicen "buenos" ante los demás, los que la sociedad en su orden histórico y familiar señala como tales?

Me gusta que te refieras a “los buenos” así, entre comillas. No creo en la simplificación de “buenos y malos”. Por eso en mis obras nada ni nadie suele ser lo que parece. El escritor Javier Sarti (para mí un autor imprescindible en nuestro panorama literario actual) ha tenido la generosidad de prologar “Relatos turbios” y, haciendo referencia a los personajes, explica que cuando el lector se siente cómodo creyendo acompañar el agradable baile de un lepidóptero, de repente descubre que lo que vuela a su lado no es más que un simple gusano. La comparación supone un pleno acierto. En mis relatos, el lector que tiene clara la integridad de sus cimientos, la bondad de sus principios, suele llevarse más de una sorpresa que lo deja noqueado. Creo que por eso Javier Sarti ha puesto como título del prólogo “Es peligroso asomarse”.

6. Estos cuentos han participado en concursos, quedando finalistas u obteniendo primeros puestos. ¿Qué aportan los concursos a la trayectoria de un escritor?

Cuando comencé a escribir quería saber si mis cuentos gustarían o no a los hipotéticos lectores. Así que me pareció que el mejor test era enviarlos a concursos literarios. Si de entre cien, quinientos, mil relatos… el mío quedaba, pongamos, entre los diez finalistas, o no digamos si se llevaba el primer premio o un accésit, eso significaría que mi escritura iba por buen camino. Desde luego, yo no escribo para mí mismo, sino para que me lean los demás. Los resultados con diferentes relatos fueron buenos o muy buenos. Por ejemplo, ya te puedes imaginar el “subidón” para un escritor novel cuando obtiene, con el segundo cuento que escribe, el Premio Nacional Los Cuentos de La Granja. O cuando quedas entre los cinco finalistas del premio de libro de cuentos “Manuel Llano” durante dos ediciones consecutivas. Mis relatos empezaron a aparecer en diversas antologías y revistas literarias y eso me animó a seguir escribiendo. Por otra parte, tanto “Relatos turbios” como mi novela “El dulce aroma de la madreselva” han sido publicados en papel gracias a haber sido premiado en certámenes literarios. Aunque luego también viene el sinsabor al ver que los editores pasan por completo de distribuir adecuadamente la obra o de darle difusión.

7 ¿Cuál fue el criterio de selección para formar el libro "Relatos turbios"? ¿Qué tienen en común los trece cuentos incluidos...?

Es un aspecto importante, porque cuando leo un libro de relatos en el que se pasa de un cuento de terror a otro de viajes, y luego a una historia romántica, me siento desconcertado, como si el conjunto de la obra careciese de coherencia.
En “Relatos turbios”, la ambientación y los personajes se caracterizan por resultar, de partida, absolutamente cotidianos, y el lector se identifica con ellos de la forma más natural, pero conforme se desarrolla la trama se van viendo abocados a situaciones y comportamientos en los que descubrimos, turbados, lo difusa que es la frontera entre la realidad de lo cotidiano y el mundo irracional. Un mundo irracional que para cualquiera de nosotros puede estar ahí, a la vuelta de la esquina, y en el que tal vez nos veamos inmersos por meros avatares del azar, como reza el título de uno de los cuentos. Ese es el nexo común, de manera que el lector encuentra historias distintas que mantienen una homogeneidad.

8. ¿Qué otras obras tienes en Amazon? ¿Subirás más?

“Relatos turbios” se encuentra en Amazon como antología completa, pero también pueden adquirirse varios de sus relatos por separado. Así, el lector puede encontrar los libros “Dos”, “Tres” y “Cuatro”, lógicamente a un precio menor. Aparte, también tengo en Amazon mi novela “El dulce aroma de la madreselva”.
¿Subiré más? Seguro que sí, pero con paciencia. Las obras deben estar bien pulidas y el sistema KDP de Amazon tiene muchísimas ventajas, pero también el inconveniente de que el autor está a muy pocos clics de ver su libro publicado y hay quien no resiste la tentación de subirlo antes de dejarlo reposar. Y luego, pasa lo que pasa.

9. ¿Nuevos proyectos?

Tengo bastante avanzado un libro de microrrelatos, y engranado el esqueleto de otra novela. Pero de eso espero que podamos hablar un poco más adelante.

Gracias, Manuel.

Gracias a ti, Pilar, por tu consideración. Ha sido un placer responder a tus preguntas.



RESEÑA DERELATOS TURBIOS DE MANUEL MERENCIANO.


Comienza Relatos turbios con unas palabras a modo de introducción de un maestro del género del terror como es Edgar Allan Poe. Esas palabras corresponden al cuento El corazón delator. A continuación el escritor Javier Sarti, ganador entre otros de los premios «Gabriel Miró de Relatos» y «Ateneo Ciudad de Valladolid de Novela», autor que ha publicado con Alianza Editorial, Espasa Calpe, Anaya y otras no menos importantes casas editoriales, nos confirma lo que ya nos temíamos que el libro que vamos a leer tiene esa clase de calidad que, además de intraquilizarnos nos sorprenderá.
Dice el prologuista: «existe un tipo de historias en las que vemos cómo sus personajes empiezan siendo vulgares insectos y paulatinamente van convirtiéndose en algo cercano a mariposas; en los relatos de Manuel, sin embargo, uno vuelve a encontrar el proceso contrario: cuando el lector se siente cómodo creyendo acompañar el agradable baile de un lepidóptero, de repente descubre que lo que vuela a su lado no es otra cosa que un simple gusano».
Y no se equivoca. Cuando leí el primer cuento pensé que iba a ser una lectura fácil. Es como si este primer relato, quizá el más sencillo de todos, nos abriese la puerta a lo que va a venir después, pero nos equivocamos al pensar que vamos a quedar indemnes.
Debo decir que Manuel Merenciano no apela a los tópicos del género más que para confirmarnos que se ha leído toda la literatura de terror que ha caído en sus manos. Las palabras cultas que utiliza y que no entorpecen la sencillez expresiva de los cuentos nos indican, además, sus múltiples lecturas, y esto se agradece.
Aquí no hay salpicaduras de sangre innecesarias, aquí más que de terror hablamos de un horror psicológico. No nos sorprendemos por lo que va a acontecer, sino por la inocencia de las víctimas ante el horror cotidiano.
Como le gustaría a Poe, los trece cuentos están escritos en primera persona, incluso aquellos que comienzan con un diálogo que nos hace pensar en una posible tercera persona, se inclinan a los pocos renglones hacia la primera.
Pocas veces conocemos los nombres de los narradores, pero sabemos quiénes son, que hacen en la vida. Los hay que son mujeres, las menos, y hombres la mayoría.
A mí me sucede que pasan los días y no sé, siento como que algo turbio se me ha quedado pegado después de la lectura de este libro. ¿Me lo ha dado el autor? ¿Lo he aportado yo en la lectura? ¿Ha sido el efecto unificador? Si yo pudiese transformar o si ustedes pueden imaginar a estos cuentos como un líquido oscuro en el que no se ve lo que hay dentro y uno se atreve a introducir la mano, lo que encontraría, lo que sacaría a la luz es angustia, soledad, engaño, incomunicación, falsas apariencias y dolor.
Tomen nota de que yo suelo prestar mucha atención a las portadas y, sin embargo, en esta ocasión no me ha importado. Me da igual cuál es, y no suele ser lo común en mí. Si la imagen hubiera sido la de un cielo azul y con nubes por la que vuelan gusanos, siguiendo la propuesta que me ha sugerido las palabras del prologuista, también me habría parecido bien. Y lo mismo si se tratase de otro tema. Unas bonitas fachadas de chalés valdrían, ya que la mayoría de los cuentos se desarrollan en zonas residenciales nacidas en España al amparo de lo que se ha dado en llamar «el boom del ladrillo» o «la burbuja inmobiliaria». Digamos que Merenciano es, de repente, nuestro Cheever, el que cuenta qué sucede en estas familias de clase media pero en plan perverso. Nos muestra lo oscuro: el daño infringido. Hay jardines, piscinas, muchas habitaciones, en donde existe la promesa de una vida de ensueño. Alguno de los cuentos tiene un final abierto, la mayoría cerrados.
Y en el fondo, nadie quiere escapar de ese o esos sitios o eso parece, y si es así es porque todos desconocen, qué va a sucederles, porque cada uno intenta actuar como el otro desea o como lo que creen que se espera de ellos, y una se queda preguntándose, pero ¿es así la vida? Me temo que sí.
Sin ninguna duda, siempre guardaré un especial recuerdo por algunos de estos cuentos, por ejemplo, por: El intruso, Ventanas, Un vecino abnegado, Pamplinas, Avatares del azar, El placer de conducir un flamante Mercedes B, La báscula... En fin, si continuo los nombro todos.
Por supuesto, les recomiendo este libro. Sin ninguna duda. Estoy segura de que si los personajes pudieran hablar dirían lo mismo que uno de ellos nos indica en uno de los cuentos: «Quizá yo no pueda alejarme de aquí, pero al menos lo harán mis cuentos».


El autor:

Manuel Merenciano Felipe. Nació en 1960 en Elche de la Sierra (Albacete). Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, ejerce la docencia. Es profesor de Procesos diagnósticos clínicos y ortoprotésicos en al Instituto de Formación Profesional Superior Ausías March.
Le han sido concedidos los premios literarios: Nacional Los Cuentos de la Granja (2005), Escrits a la tardor (2004), Finalista del Manuel Llano, Ayuntamiento de Benferri, Ciudad de Elda, CEPSA-La Razón, Diario de León, Los Molinos, Max Aub en su modalidad comarcal.



Enlace a Relatos turbios




Enlaces a otras obras del autor:

Dos



Tres



Cuatro



El dulce aroma de la madreselva

3 comentarios:

  1. Como siempre, Pilar, una exhaustiva entrevista e investigación. Felicidades a Manuel Merenciano y ti querida amiga.

    ¡Feliz Año 2013!

    Besos,
    Blanca

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    1. Gracias, Blanca, por tus palabras. Yo también te deseo lo mejor para el 2013. Un abrazo.

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    2. Gracias, Blanca, por tus palabras. Yo también te deseo lo mejor para el 2013. Un abrazo.

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