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lunes, 9 de enero de 2012
RESEÑAS
Por: Pilar Alberdi
«Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con la persona destinada a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza». Jorge Luis Borges
¿Y qué es la belleza, esa emoción de la que nos habla Borges? Creo que no es sólo la belleza formal de un texto, sino el sentimiento de comprensión de unos hechos que como seres humanos nos afectan. Cuando podemos decir, después de la lectura de un libro o de la visión de una película o una obra de teatro: «Sí, así es la vida...» Es que hemos accedido a algo grande, donde hemos participado junto a los personajes en sueños que también pudieran ser los nuestros. Yo no le pido más a un libro. Pero si me da eso, ya siento que he recibido demasiado.
Viene esto a cuento porque una persona que visita este blog me preguntó por qué yo nunca digo nada malo de un libro; por qué no pongo reparos sobre esto o aquello... Y mi respuesta fue sencilla: ¿qué razones tendría para hacerlo? No encuentro ninguna. Mi idea de una reseña es invitar a leer un libro que me gusta. Y si encuentro durante su lectura detalles que se podrían corregir en vistas a una segunda edición, si tengo confianza con el autor o con el editor, las digo en privado.
Tengo la suerte de que algunas editoriales me permiten elegir entre sus libros destinados para la prensa, aquellos que me gustaría reseñar. ¿Cómo los elijo? Además de la lectura de la sinopsis, acudo a la página de la editorial y si lo hay, leo un anticipo de la obra. Pero si después de recibir el libro no soy capaz de sentir el texto, de identificarme con la historia, de valorarla con justicia, no haré la reseña. ¿Por qué? Por una simple razón: considero que quien escribe se merece respeto. Y quien edita un libro también.
Tengo la opinión de que no basta en una reseña con decir «me gusta» o «no me gusta». Lo que se debe demostrar en una reseña es que la lectura del libro ha pasado por el tamiz de quien lee la obra. Porque de lo que verdaderamente nos habla una reseña, y créanme si les digo que siento la tentación de escribir esto en mayúsculas para que se vea bien, no es de la obra en sí, sino de lo que la persona que leyó el libro piensa de él. Nada más. Y en este punto sería justo para el autor reseñado, que ese lector que publica una reseña pueda demostrar con su prosa y análisis qué otras lecturas, especialmente de clásicos, tiene en su haber; qué asociaciones o comparaciones de obras y estilos es capaz de establecer; qué conocimientos de teoría literaria posee; qué estudios formales o qué trayectoria literaria o editorial tiene.
Decía E. M. Forsters que, al final, la prueba de amor más grande que damos a una obra es la misma que se le da a las personas, la del cariño. Estoy de acuerdo. Tanto es así que en mi biblioteca hay algunos anaqueles que fuera del orden habitual en que tengo los volúmenes, ocupan un espacio, que sólo yo sé que existe, y que es el de mis «preferidos». ¿No ocurre igual con las personas con las que nos relacionamos? Creo que sí. De unas podemos mantenernos más alejadas, verlas de vez en cuando. De otras, necesitamos saber que siempre están ahí, que si queremos visitarlas estarán a nuestra disposición, igual que nosotros para ellas.
¿Qué es la palabra? Un signo de comunicación, pero también una herramienta para el escritor. ¿Qué es una obra? «Un organismo vivo».Así le gustaba verlo a Henry James, y así me gusta verlo a mí también.
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A lo mejor te pasa que sólo (¿solo, ahora) reseñas sobre lo que te entusiasma. Y ya se sabe, la belleza de Borges lo impregna todo.
ResponderEliminarBuen arranque de la cuesta de enero...
Muy buena entrada Pilar, unas palabras la mar de acertadas.
ResponderEliminarAunque no siempre nos gusta todo lo que leemos y a veces cuesta escribir una opinion sobre un libro que no nos ha gustado especialmente =)
Besotes
De lo que Borges habla es de "comprensión"... También llamada "belleza", es verdad. De esa clase de comprensión que nos hacer reconocer ante una lectura o cualquier otra expresión artística, que "así es la vida".
ResponderEliminarEn cuanto a que solo reseño lo que me entusiasma, es lógico, me he hecho mayor.
Un abrazo, Igor.
Gracias por pasarte y dejar tu comentario, Shorby.
ResponderEliminarPero a mi edad, ya no tengo tiempo para leer lo que no me gusta. Pura cuestión de economía (temporal) o si se prefiere de egoísmo, pero es así.
Un abrazo.
Pilar, como escritora y en ocasiones comentarista de algún libro, me encuentro en los dos lados. Las críticas mordaces duelen, y afectan mucho cuando son dichas en público. Prefiero decirlas y que me las digan en privado. A un escritor novel le hacen poco favor las críticas negativas dichas al viento. Yo me comunico con ellos y les pregunto si están dispuestos a recibir mi opinión sincera. Es la única manera de crecer, y el que desea ser escritor tiene la obligación de respetar al lector.
ResponderEliminarComo siempre, es un verdadero placer visitarte, Pilar.
Besos,
Blanca
Así es Blanca, los escritores jovenes necesitan mantener su autoestima a flote, creer en lo que escriben, y encontrar, descubrir cuál será su camino, su estilo.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sólo me ilustro con tus pareceres y citas, sino que me siento como en mi casa cuando recorro este Blog al que no seguía. Muy buena entrada, Pilar. De ti no se puede esperar menos. Un abrazo amiga desde el verano caliente de tu tierra. Gracias por recordar al gran escritor.
ResponderEliminarA ver si en mi próximo viaje a la Argentina voy a Córdoba... No tengo excusa ya, con dos buenas amigas escritoras que me ha dado la blogosfera. Y me gustaría tanto, también, pasar unos días en Buenos Aires para saludar a escritores con los que mantengo contacto.
ResponderEliminarUn abrazo.