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miércoles, 7 de diciembre de 2011
AQUELARRE -ANTOLOGÍA DEL CUENTO DE TERROR ESPAÑOL ACTUAL-
Reseña: Pilar Alberdi
Antonio Rómar y Pablo Mazo Agüero han escrito para Aquelarre —Antología del cuento de terror español actual— un interesante prólogo que va directo al corazón... Mejor aún, va directo al miedo del lector. Y ¿qué es el miedo? Nos dicen: «es un intento de supervivencia»; también un punto de encuentro entre lo terrorífico, lo fantástico y lo maravilloso. Y nos aclaran: «Tiene más en común el terror con lo fantástico que con lo maravilloso, pero sitúa el efecto sorpresa en el límite tolerable, invoca monstruos que duermen bajo el inconsciente de la especie, desvela miedos heredados por el animal anterior».
¿A eso se reduce el terror literario? No. Siempre hay más... Por ejemplo: «Una simple secuencia de palabras puede desencadenar un escalofrío que ascienda por la escalera de la espalda hasta la nuca...»
¿Y qué nos dicen luego los prologuistas sobre ese miedo que perdura? Además de que es «un intento de supervivencia», afirman que es «El último recurso de la mente para enfrentarse a lo desconocido». Y por eso «está presente en la literatura desde su origen».
El prólogo está escrito en segunda persona, lo que facilita una cercanía casi de amigo con el lector, nos sugiere también otros temas importantes que hacen al cuento y a la literatura en general como es la necesidad de que un texto nos cause «una impresión», nos deje una huella. Y ponen como ejemplo, la cita de Lovercraft: «el criterio final de autenticidad no reside en urdir la trama, sino en la creación de una impresión». Es tan cierto esto que Le Boon, el sociólogo francés, para explicar cómo se dominaba a las «masas», hablaba de esa «impresión». Y sino, pregúntense ustedes por qué causó tanta conmoción que se hundiese el Titánic y no lo causó el hundimiento de otros barcos en igual proporción. Pues, por una sencilla razón, se suponía que el Titánic no se podía hundir.
La cubierta del libro hace un guiño a un maestro del terror como fue Hitchcock y en concreto a su película psicosis recreando la silueta de la casa del motel donde se desenvuelve el argumento del film y al otro la figura del toro de metal, negro como la noche, si ayer símbolo publicitario, hoy cultural, que podemos ver en nuestros campos.
Los autores que integran la antología son: Juan José Plans, Cristina Fernández Cubas, José María La Torre, Norberto Luis Romero, Pilar Pedraza, José Carlos Somoza, Ángel Olgoso, David Jasso, Juan Ramón Biedma, David Torres, Félix J. Palma, Care Santos, José María Tamparillas, Ismael Martínes Biurrun, Santiago Eximeno, Emilio Bueso, Lorenzo Luengo, Alfredo Álamo, Marian Womack, Marc R. Soto, Alberto López Aroca, Miguel Puente, José Miguel Vilar-Bou, Matías Candeira.
El criterio de selección elegido por los antólogos ha sido: que fuesen autores nacidos a partir de 1940 y en el caso de los más jóvenes que tuviesen un libro editado de este género.
Dada la heterogeneidad y la calidad de los autores reunidos, el resultado es, a un mismo tiempo similar y diverso; clásico y moderno. Si en unos destaca lo literario y las fuentes de las que se nutre el género, en otros el acierto temático y la narración directa. Y aunque alguno de los relatos logre provocar un cierto malestar propio del horror que suscita, ninguno es especialmente truculento, quizá en un intento de que el libro pueda llegar a un amplio número de lectores.
Intentaré dejarles aquí unas huellas de lo que ha sido para mí esta lectura de más de 400 páginas. Se abre el libro con un relato de Juan José Plans (Gijón, 1943) sobre una mancha que acabará estando más viva de lo que los personajes quisieran. El segundo cuento pertenece Cristina Fernández Cubas (Areyns de Mar, 1945), se titula «El ángulo del horror» y desde un ambiente de opresión, enfermedad e internamiento, de cordura y locura, de realidad y apariencia de la realidad, llegaremos a comprender lo que Julia está viendo. Tanto en «Instantáneas» de José María Latorre (Zaragoza, 1945) como en «Mascarilla» de Pilar Pedraza (1951), los no-muertos tendrán una importancia esencial. El primero desarrolla su historia partiendo de una máquina instantánea de fotos de carné de las que habitualmente podemos encontrar en cualquier Centro Comercial, y la segunda logra darnos un ambiente especial a través de maquilladoras que ofrecen un servicio de muestra gratis a clientas de la Sección Perfumería de unos Grandes Almacenes. Norberto Luis Romero (Argentina, 1949) con «El banquete del señorito» consigue un cuento que no nos dejará indiferentes, por más que hayamos leído varias veces en nuestra niñez el cuento de Hansel y Grettel. «La luz de la noche» de José Carlos Somoza (Cuba, 1959) nos habla de una adolescente y su madre muerta. Es una narración donde lo simbólico tienen un gran peso. «El espanto y otros microrrelatos» de Ángel Olgoso (Granada, 1961) recoge pequeños relatos; en el titulado Cleveland que se desarrolla en una bolera, una de las bolas será una calavera... «Carroñeros del miedo» de David Jasso (Zaragoza, 1961) se desarrolla en un cine. Es un cuento que una vez creada la emoción la mantiene hasta el final. «El escombral» de Juan Ramón Biedma (Sevilla, 1962) recrea un ambiente marginal donde alguien intentará poner fin a su vida. En «Palabras para Nadia» de David Torres (Madrid, 1966), el cuento parece responder a esta pregunta: ¿qué se necesita para matar a un sueño? ¿Cómo se puede acabar con él? «Los arácnidos» de Félix J. Palma (San Lucas de Barrameda, 1968) trata de la extraña relación y el terrible contrato que han establecido una abuela y su nieto. «Círculo Polar Ártico» de Care Santos (Mataró, 1970) sitúa este relato en la lejana Islandia en donde un viajero se encontrará con una realidad que no comprende. «Cosecha de huesos» de José María Tamparillas (Zaragoza, 1970) nos acerca a los enterramientos fuera de los camposantos como sucedía con los suicidas y qué consecuencias desde un punto de vista fantástico y terrorífico puede tener esto. «Medusas» de Ismael Martínez Biurrun (Pamplona, 1972) nos ofrece una historia de vacaciones en la playa. Entre los personajes: una pareja con tres hijos, un extraño vecino... Se trata como dice el relato de una noche en que “errores pequeños conducen a errores mayores”. «Huerto de cruces» de Santiago Eximeno (Madrid, 1973) es un cuento de zombis y su aparición en un pequeño pueblo. «La cotorra de Humboldt» de Lorenzo Luengo (Madrid, 1974), se recrea en una posible historia en la que las teorías de Darwin, también tienen algo que decir. «El hombre revenido» de Emilio Bueso, se sirve del tema de la peste para mostrarnos que el camino del regreso comienza en la sepultura... «La cirugía del azar» de Alfredo Álamo nos cuenta la extraña historia de John Faré y la cirugía del azar. «Nox una» de Marian Womack está ambientado en una universidad italiana. Dos hombres y una mujer. Amor y desamor, traicción, y la seguridad de que la ciudad contiene personas que pueden parecer “perfectas” como manzanas lustrosas y estar podridas por dentro. «La mercancía» de Alberto Aroca (Albacete, 1976) nos remite al tema del “tráfico de personas”, ese oscuro negocio. «Gatomaquia» de Marc R. Soto (Santander, 1976) muestra en su argumento un tema como es el de la “violencia de género” y el de la “crisis económica”. «Caries» de Miguel Puente (Vigo, 1976) tiene que ver con un dentista y el mundo de los vampiros. En «La luz encendida» de José Miguel Vilar-Bou (Valencia, 1979) se intuye una realidad paralela; y, finalmente, en «Exploradores» de Matías Candeira (Madrid, 1984), alguien visita la casa, se acerca a los manzanos, será atrapado, y tendrá un nombre.
Sé que con lo que acabo de decir, no rozo siquiera el contenido de los cuentos, pero tampoco es mi intención contar más, para que quienes no han leído aún este libro puedan hacerlo con la ilusión de encontrar en sus páginas historias especiales, que lo son.
Puedes visitar la página de la Editorial Salto de Página en el siguiente enlace.
Editorial Salto de Página
Colección Púrpura
Selección de Antonio Romar y Pablo Mazo Agüero
1ª Edición, Octubre 2010
Género: Relatos / Terror - Literatura española
ISBN: 9788415065029
402 Páginas
SINOPSIS
Tienes en tus manos un libro de terror.
Permítenos insistir en ello, porque acaso no seas esa clase de lector que gusta de leer con poca luz, envuelto en una vieja manta, mientras fuera descarga la tormenta. Tal vez no seas ese lector que disfruta del sobresalto que sigue a cada trueno, al lamento de las tuberías del edificio, al timbrazo inesperado de un teléfono en mitad de la noche. Ese lector, en fin, que lo pasa bien cuando pasa un mal rato.
Porque en ese caso, lector, este libro no es para ti. Aquí hay colmillos y garras, muertos que salen de sus tumbas y criaturas que se agitan como un odre lleno de insectos. Sangre a borbotones. Cosas que se mueven solas, luces que se encienden en casas vacías y puertas que se cierran a tu espalda. También, por qué no decirlo, hay humor, belleza y piedad. Claros en medio del bosque. Luz. Pero, no nos engañemos, su presencia no consigue iluminar las sombras. Así que olvidémoslo, otra vez será. Aunque, bien mirado, si has llegado hasta aquí tal vez sí seas tú también, lector, uno de nosotros.
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¡Qué buena reseña! ¡Cuántas ganas de leer esta antología! (Aunque no se consigue en Argentina, algún viajero amigo ya nos la traerá). Gracias, Pilar, por el comentario.
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