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miércoles, 10 de agosto de 2011
ZOMBIMAQUIA. Volumen 4. Entrevista y reseña.
ENTREVISTA A RUBÉN SERRANO
Por: Pilar Alberdi
“Los zombis se han convertido en todo un icono de nuestra cultura popular”
Rubén Serrano (Madrid, 1970) es un escritor y periodista madrileño, autor de obras de género fantástico, ciencia ficción y terror.
Estudió Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y lleva más de veinte años dedicado a la comunicación. Ha trabajado para el diario ABC y la agencia de noticias EFE. Actualmente, se dedica a la comunicación política, aparte de desempeñar el cargo de jefe de prensa de la Asociación Española de Escritores de Terror Nocte.
Es conocido principalmente por sus relatos de horror, algunos no exentos de cierta polémica, como La Primera Resurrección (en Antología Z, ed. Dolmen), donde sitúa a Jesucristo en medio de una plaga zombi, o La comunidad (en Taberna Espectral, ed. 23 Escalones), basado en el suicidio colectivo de la secta El Templo del Pueblo ocurrido en Guyana en 1978.
Ahora acaba de compilar para Dolmen: Zombimaquia, una nueva vuelta de tuerca en la literatura de zombis.
Rubén, has tenido en tus manos la tarea de antologar Zombimaquia —Antología Z. Volumen 4―. ¿Qué nos puedes decir del trabajo realizado?
Yo diría que Zombimaquia ha sido una de las compilaciones más divertidas que he hecho nunca, al disfrutar de la lectura de tantas buenas historias sobre zombis y tener la oportunidad de trabajar con autores tan destacados como el estadounidense Mike Resnick, diversos miembros de Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror, o con escritores pertenecientes al portal digital Horror Hispano, aparte de otros autores independientes.
Un trabajo que, por supuesto, no terminó ahí: tras la labor de compilación, Dolmen Editorial puso en marcha a su mejor equipo para corregir, maquetar e imprimir un libro de más de trescientas páginas que, a pesar de integrarse en su colección de antologías Z, ofrece una apariencia distinta y bien diferenciada de sus predecesores, especialmente gracias a esa impactante imagen de portada creada por el destacado dibujante Alejandro Colucci.
Y ahí está el resultado.
¿Por qué el título Zombimaquia?
Zombimaquia (o lucha contra los zombis) es un término que ha habido que inventar para tratar de englobar en él los diferentes relatos que forman la antología y dar así unidad al volumen. Y es que no son las típicas historia de supervivientes acosados por los muertos andantes, sino que los relatos nos hablan de cómo los humanos luchan contra el problema, a veces a tiro limpio; otras, sometiendo y esclavizando a los propios zombis.
¿Hubo unos criterios determinados para la elección de cuentos o de autores?
Si bien a algunos autores se les contactó directamente para invitarles a participar, el resto de relatos fueron seleccionados a través de una convocatoria abierta, en la que los escritores, veteranos y noveles, hubieron de demostrar tanto su calidad literaria como su originalidad a la hora de abordar y narrar la historia.
¿Mantiene esta antología el mismo número de participantes que las anteriores?
Los cuatro volúmenes publicados hasta ahora dentro de la colección Antología Z suelen incluir un número de participantes más o menos similar, que oscila entre los 15 y los 20 relatos.
¿Qué valoras más en un relato? ¿La estructura, el argumento, el tema, el carácter de los personajes…?
Lo que más valoro de cualquier historia es que sorprenda, que su trama recorra senderos impredecibles o dé un giro inesperado al final. Adoro las historias diferentes, ya sean en su fondo o en su forma. Una estructura innovadora puede ser tan atractiva como una trama inspirada y asombrosa.
¿Crees que mujeres y hombres escriben cuentos de zombis diferentes o hay un modelo o varios de cuentos zombis que se mantienen como un referente para la literatura zombi? Si es así: ¿cuál sería ese o esos antecedentes según tu criterio?
No creo que existan diferencias de género a la hora de abordar la temática zombi.
El zombi moderno (distinto del muerto viviente de las antiguas historias de vudú) procede del cine y no de la literatura. Es el zombi de las películas del cineasta George A. Romero, el cual definió con su visión particular las que serían las características de los zombis: son muertos que han vuelto a la vida, sin mucho raciocinio, y cuya única motivación es alimentarse con la carne de humanos vivos.
En esta antología estamos en presencia de cuentos desarrollados en ambientes muy diferentes. Unos tienen referencias clásicas, otros actuales; los hay que suceden en un convento de monjas, en un barco, en un hospital... No me extiendo porque la lista sería larga.
Y te dejas los mejores: el que sucede en un plató de televisión, con luchas de gladiadores entre humanos y muertos vivientes, o el que convierte la ciudad de Barcelona en un parque temático de zombis. También tenemos a un asesino que, gracias a estos seres putrefactos, puede cazar con total impunidad; a muertos andantes que bailan para rodar la coreografía de Michael Jackson en Thriller; o a Pat Morita, el actor que interpretaba al Sr. Miyagi en Karate kid, volviendo a la vida para vengarse de Will Smith por su remake de esa película. Y no olvidemos el relato de Resnick, donde un cobrador de apuestas utiliza a un zombi para animar a pagar a los morosos.
Todas las historias son peculiares y todas tienen su propia idiosincrasia. Ése es el rasgo distintivo de la antología: su singularidad y originalidad.
Me llamó la atención que en el conjunto de los cuentos hay algunos que integran temas feministas o antifeministas. El tuyo, yo lo situaría entre los primeros, ya que el personaje de Alba hasta el último minuto de su vida intenta conseguir el objetivo profesional que se había propuesto y que habitualmente conseguían sus compañeros varones.
Las historias de zombis son, en realidad, historias sobre nuestro mundo cotidiano. Nos hablan —ya se de forma simbólica o explícita— de las clases sociales, el racismo, el consumismo, la represión, la corrupción, los avances tecnológicos, las relaciones personales… Y, sobre todo, nos muestran que el mayor enemigo no siempre son los zombis, sino los propios seres humanos.
En mi relato, la protagonista, presionada por profesión, intenta hacer su trabajo hasta el final. El mensaje es: “llevar el trabajo al límite puede destruirnos”.
Empiezas el prólogo de Zombimaquia diciendo que los zombis están de moda. ¿Crees que a la sociedad moderna le gusta recrearse en lo macabro?
Los zombis están ahí, a nuestro alrededor, en todas partes. Disfrutan de gran éxito en la literatura, el cine y los videojuegos. Se han convertido en todo un icono de nuestra cultura popular.
Ciertamente, lo zombi vende. Pero yo creo que es debido a que —como apuntaba antes— son un reflejo de nuestra propia sociedad y de nosotros mismos, más que a la atracción de la gente por la muerte y lo macabro.
Por último, quiero agradecerte tu disposición para esta entrevista. Os deseo a ti y a Dolmen éxito con el libro, y lo mismo a los autores que participan.
Siempre es un placer poder acercar a los lectores los pequeños secretos del proceso creativo y editorial, y animarles a sumergirse en nuestras ficciones.
Gracias por tus buenos deseos y esperemos que se cumplan todas las expectativas que hemos puesto en este libro.
RESEÑA DE ZOMBIMAQUIA. Volumen 4. Editorial Dolmen.
Por: Pilar Alberdi
¿Qué es un zombi?, dices mientras clavo
mi estaca en tu pupila azul.
¿Qué es un zombi? ¿Y tú me lo preguntas?
Zombi... eras tú.
Parafraseando a Bécquer... Y sin poder evitar una sonrisa y un guiño de complicidad con el lector, estas palabras dan paso al prólogo de Rubén Serrano. Nos dice el autor: «Después de darle muchas vueltas, creo que la forma correcta de empezar esta presentación es arrancar con una premisa aplastante: los zombis están de moda. A pesar de su repulsiva apariencia y de sus desagradables costumbres, la figura del zombi se ha convertido hoy en todo un icono que forma ya parte de nuestra cultura popular». Y añade: «Los zombis están por todas partes: en el cine, en la televisión, en las páginas de los cómics, en las revistas, en las novelas de ciencia ficción y fantasía, en Internet, en los videojuegos, los juegos de mesa, la música, el arte...» (…) En definitiva, existe toda una cultura zombi; un fenómeno que prolifera aunque pocos comprenden». Y no son los mismos, como muy bien indica Rubén, los zombis de la literatura y la cinematografía anterior que los de ahora. Si aquellos, torpes; éstos, cada vez más inteligentes.
Me gustaría destacar de esta Antología Z. Volumen 4. ZOMBIMAQUIA la variedad de los argumentos. En cuanto a las temáticas, Rubén Serrano ha tenido buen cuidado en que los relatos con temática similar no estén juntos.
Comienza la antología con el cuento titulado Condemnata Regina de Elena Montagud. Apoyándose en la cultura clásica griega y en su modo de escritura, la escritora consigue con una prosa elegante y austera el fin que se propone. El relato se abre con unas palabras de Virgilio, tomadas de su obra La Eneida, mientras la historia nos va contando cómo llegará Elisa de Tiro, reina fenicia, a vivir los últimos momentos de su vida. «Miras Dido insensata miras. Y el terror inunda tus pupilas. Tropiezas con el escalón que pudo ser el que marcase la diferencia. Caes al suelo. La sangre sale despedida de tus labios. Tus dientes se quiebran (…)»
Desde la anterior evocación clásica, el siguiente cuento de Tony Jiménez nos lleva a territorio cheyenne. Su relato se titula: La muerte del hombre blanco. Aquí tenemos todos los ingredientes de una historia del Far West: la casa de citas, la taberna, y el rencor entre vencidos y vencedores. Es esa clase de historia en la que enseguida te pones del lado de los perdedores. «El primero que llegó al sheriff le arrancó media mandíbula de un solo movimiento; otro mordió repetidas veces su nuca, provocando chasquidos nauseabundos difíciles de olvidar; dos más le mordieron las rodillas...»
Oma Claudine de José Luis Cantos Martínez es un cuento que se desarrolla en un convento. Escrito en primera persona presenta un alto número de personajes. No dudamos en acompañar a estas hermanas consagradas y a las novicias en el descubrimiento de lo que sobrevendrá, esa peste oculta bajo el manto del secreto impuesto. José Luis Cantos Martínez se ha tomado buen trabajo en recrear el ambiente, y utiliza con ese fin variados recursos estilísticos. Así podemos hacernos idea de esas monjas que van de un lado a otro arrastrando el «susurro negro de los hábitos» o que a veces parecen «estatuas negras». «Solo con recordar —y que Dios me perdone— mis dedos untando el líquido oscuro sobre aquella piel reblandecida y caliente, llena de laceraciones que se abrían a cada segundo, sentía subir por mi pecho una náusea amarga».
De la mano de José Vicente Ortuño haremos un viaje en barco. El título del cuento: Un crucero de terror. «Nos organizamos en grupos de cinco con un tripulante como guía y salimos a buscar supervivientes». Para conseguirlo contarán, además, con los consejos de un escritor de ciencia ficción.
El quinto cuento Puta roja de Darío Vilas, nos acerca al Madrid de la posguerra. El día: 23 de junio de 1939. El lugar: Edificio de la Gobernación. «”Puta roja”. Las palabras se repiten en su cerebro adormecido mientras sigue engullendo a su presa, pero no puede comprenderlas». Darío Vilas resuelve el final de este cuento en pocos renglones, y como siempre nos sorprende.
Como ven, hemos pasado en tan sólo cinco cuentos de la vieja Grecia, al Far West, a un convento en un lugar no determinado, a la Guerra Civil Española... En este sexto cuento Las últimas horas de Gervasio López volvemos a un lugar indeterminado pero que reconoceremos de inmediato porque está tan cerca de nuestras vidas. Es una historia de amor y zombis. Quizá no en vano ella se llama Elisa. «Al instante recordó un “te quiero” susurrado, un “te quiero” levemente mecido por los alientos de la pasión, cálido y vívido, que parecía acariciar sus labios como un tul y colarse para siempre en su corazón».
Carne tabú de Fermín Moreno González nos empuja a hacernos conscientes del temor al canibalismo que subyace en el inconsciente colectivo. «La contención es lo que nos mantiene unidos como tribu, como seres racionales. No todos lo consiguen». Escrito en primera persona nos llega profundamente el personaje de David.
Tiempo muerto de Sergi Llauger es un cuento ambientado en Nueva York, en una competición de «lucha libre». Unos periodistas retransmiten el acontecimiento... Se trata del programa: Tiempo Muerto. «Porque no me cansaré de repetirlo; así es la caza. Así es como nos gusta. Esto es Tiempo Muerto, señoras, señores. Aquí no hay reglas».
El noveno cuento, Un testigo invisible de Ramón López, nos lleva a un hospital... El autor nos arranca una sonrisa mientras nos habla de los problemas de una pareja y de la necesidad que tiene el hombre de hacer lo que sea necesario para mantener relaciones sexuales con su mujer. «—¡Que se nos va! —oí gritar a un médico—. ¡Desfibrilador! ¡Más! Y fue entonces cuando una sacudida me hizo saltar de la camilla entre un inmenso dolor. Otra más. Y los huesos parecieron romperse. ¡Otra más! Y esta fue la última».
Cambio de presa de María Delgado tiene un interesante planteamiento: si soy un psicópata ya encontraré nuevas víctimas sean del tipo que sean. Escrito en primera persona, sabremos detalles de lo que ocurre una noche del año 2.020. «Pues bien, allí estaba yo, armado con un revólver, una enorme navaja del ejército y una porra de plomo, patrullando un área de bosques cercana a la gran metrópoli».
Ignacio Javier Borraz con ZOMBCN nos lleva a una Barcelona plagada de zombis donde unos desesperados sobrevivientes se enfrentan a situaciones jamás pensadas antes. ¿Por qué razón se jugarían la vida pudiendo retrasar el encuentro con los zombis? «Las expediciones habían sido comunes durante todo el tiempo que llevaban allí. Por norma general consistían en el avituallamiento de alimentos y otros productos de primera necesidad». Sin embargo para exponer tu vida, siempre tiene que haber una razón
La venganza de Erika de Lydia Alfaro nos muestra a un grupo de amigos en lucha contra los zombis. Indudablemente uno no nace preparado para ver morir a sus mejores amigos. «Su boca comenzó a abrirse en un rictus de rabia. Parecía un animal preparándose para matar a su presa y, en realidad, eso era lo que estaba ocurriendo. Mostrando su nueva dentadura afilada se lanzó implacable hacia el rostro de Ariadna».
Si ya tomamos buena nota de lo que puede ocurrir en estos avatares de la lucha contra los zombis, veamos a continuación lo que sucede en el cuento Es peluznante de Senén Lozano. Lo maravilloso de esta historia es que los torpes zombis de esta historia bailan con una habilidad inimaginable. «Ahí los tienes, repitiendo todos los movimientos continuamente. Una y otra vez. Y no se cansan nunca; los puedo tener un mes seguido con la coreografía, que estarían los treinta o treinta y un días dale que te pego. Bueno, en febrero veintiocho, o veintinueve, si es bisiesto. Me canso solo de pensarlo. Pero ellos no, ellos no se cansarían».
En Génesis Zombi de Loli González Prada el ejército salvador puede llegar a ser tan peligroso como los zombis. Una mujer, un sacerdote, un niño, un hombre que no quiere dar su nombre, y un soldado intentan escapar de la ciudad. La historia la cuenta Silvia, mientras busca papel donde escribirla: «Me llamo Silvia, mi ropa son harapos y mi cabello largo y negro parece una fregona enmarañada...»
Nuria C. Botey firma The karate kiz. En esta historia los actores Pat Morita y Will Smith se mezclan en una disputa, y todo por una película... «Quién sabe cuánto tiempo llevaba vagando entre nuestro mundo y el de los muertos, urdiendo la estrategia que le permitiría conseguir su ansiada reparación. Y estaba a punto de lograrlo».
Z de Pedro Escudero Zumel nos lleva al tiempo de la Guerra Civil. Y aunque hay gente que es inmune a la plaga, para ellos, la vida tampoco es mejor. «Parecerá mentira si los ves corriendo hacia ti por una cuesta empinada, gruñendo, pero a los Z no les gustan los terrenos montañosos, ni las pendientes. Prefieren el terreno llano. Y los agujeros. Y los subterráneos».
Julián Sancha Vásquez nos presenta en Me llamo Marcos y soy de Cádiz, «La historia de Marcos el gaditano y su novia zombi». «Si bien allá por el siglo XXV la historia de Marcos el gaditano y su novia la zombi fue guardada con particular cariño por los diversos círculos de feministas que acabaron dominando el mundo, no fueron menos importantes los diversos testimonios artísticos que se dejaron como legado para la historia de la tacita de plata».
En Movimiento de cámara de Rubén Serrano, la historia avanza a través de distintos personajes. Alba es la intrépida reportera incapaz de dar su vida por grabar un buen reportaje hasta que comprende que se le presenta la última oportunidad... «Los vio venir, pero esta vez no retrocedió. Lo tenía decidido: no volvería a huir...».
Magnus Dagon en su cuento Gizmo – San Feedback trata del tema de las no muertes y las muertes verdaderas. «Muchas veces Croft Spivak deseó morir. La Muerte Verdadera, no esa máscara que ya había conocido tantas veces antes».
Y así llegamos al final del volumen con Una chica muy especial de Mike Resnick. En esta historia los zombis son utilizados para cobrar las deudas de los morosos. «De repente un extraño olor golpeó mi nariz y, sin siquiera levantar la mirada, pensé “Hola, punto muerto”, porque un tufillo me decía que era Punto Muerto Dugan, quien simplemente no podía ocultar el hecho de ser un zombi».
Son más de trescientas páginas que, si les sucede como a mí, leerán de corrido, eso sí con algún pequeño descanso intermedio. Como siempre ocurre ante una antología habrá unos cuentos que te gusten más o menos, pero esto ya depende del criterio de cada cual, yo simplemente me limito a señalar mi satisfacción por la lectura y la calidad de los trabajos que la integran.
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Lo del mundo de los zombis es alucinante. Tiene una pegada muy fuerte. La entrevista está bien. ¡Qué importante que una historia te sorprenda!
ResponderEliminarCreo que voy entendiendo el zombi en literatura: cabe todo, puedes escribir sobre todos los temas y molderlos y darle la vuelta, en este universo. Eso está muy bien.
Saludos.
Es interesante, sin duda, y creo que el libro se se venderá bien.
ResponderEliminarUn abrazo, Igor.