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jueves, 24 de febrero de 2011
RESEÑA DE CUERPOS DESCOSIDOS DE JAVIER QUEVEDO PUCHAL
Por Pilar Alberdi
Comienza el libro con un prólogo de Fernando Cámara donde explica que a Pily B., la editora de NGCficción!, «se le ha ocurrido la comprometedora idea de que cada prólogo sea redactado por el anterior autor editado en su género correspondiente». Y la verdad es que Fernando, atribulado de tener que hacerse con ese cometido, lo consigue de un modo tan satisfactorio que, cuando una acaba de leerlo, no desea otra cosa que encararse con las páginas del libro. Y, en efecto, pronto se cumple el pronóstico, la primera página no nos defrauda, al contrario, nos estimula a seguir adelante, después de saber que hay un sueño que se repite noche a noche en la cabeza de un personaje: «En mis sueños vuelvo a la casa». Leemos con tanta experiencia de lecturas previas, y anticipamos tanto los hechos, que esa circunstancia pasa inmediatamente por el tamiz de un sinnúmero creciente de posibilidades pero tendremos que llegar al final para comprender cuál era la verdadera.
Valoro en esta obra lo social que subyace en el entramado de las vidas de unos pocos personajes, porque el drama para que sea un verdadero drama individual tiene que ser social, tiene que ser fruto del medio y tenemos que conocer las razones que producen estos hechos y estos comportamientos.
La ilustración de la portada, realizada por Felideus, arroja un sin fin de posibilidades de interpretaciones sobre la obra. Ese cuerpo tatuado en cientos de filigranas, esos dedos en los que las sortijas parecen competir por alcanzar un lugar propio, el gesto de ruego de las manos unidas en una súplica, las pupilas elevadas mostrando el blanco de los ojos, algo propio de una persona en trance o de un/a martir.
Desde el inicio tomamos contacto con la vida de Lucio, un «chapero», que radicado en Amsterdam, intenta recomponer su vida, y como suele ocurrir en estos casos, mientras unos son indiferentes a su situación, alguien, una persona como Reéne, también llamada «La Papisa» servirá de engarce entre su pasado y su presente. En la actualidad, el nexo de unión entre los personajes estará marcado por lo que ocurre dentro de un local, de nombre: «Cabaret de los pecados». Hay muchos aciertos narrativos. Escuchen este: «Llego al local pasadas las cinco y, aunque el letrero de neón que lo prefigura («Cabaret de los pecados») sigue encendido, el ordenado bullicio propio de la medianoche ya se ha diluido casi por completo». «Ordenado bullicio»... ¡Cuánto alcanzan a decir esas dos palabras, esa antítesis, dentro de ese contexto de realidad o de irrealidad que impregna el momento!
Y estas otras... ¿Es que no conocemos tanta gente que es así? «Ni siquiera necesito oír su conversación para saber que todo lo que dice son chorradas. Desde aquí huelo el olor de sus mentiras y su simpatía ortopédica flotando alrededor». «Simpatía ortopédica»... No creo que se pueda decir más con menos.
Inscrita en el género de terror, lo mantiene con una medida expectación y el aporte justo de los datos como para mantener la intriga. De este modo, tramada por accesos progresivos de conocimiento, no sólo del lector sino de los propios personajes sobre sí mismos y sus vidas, resulta lo suficientemente clara y comprensible como para no demorarnos en tratar de comprender qué personaje del presente concuerda con tal otro del pasado.
Estamos en presencia de un autor muy joven, nacido en 1976, capaz de reunir en esta obra una cuestión social, y una serie de principios éticos con el pretendido fin de verlos en esa ¿extraña, abstracta, imposible? balanza llamada «justicia». Y es,en la respuesta a esa pregunta o al sentido de esa pregunta, en donde la obra se sustenta, porque acaso ahí, se encuentre uno de los grandes paradigmas humanos.
Si nos centramos en el aspecto literario la primera parte recoge las visiones, escritas en primera persona, de los personajes principales. El discurso de Lucio y Eva, nos permitirán comprender la presencia de otros que les rodean como Alessandro, Gilles, Isabella, Renée.... Intercalado en este contexto de monólogos, tenemos los secretos de un diario como expresión de un amor de juventud adolescente, que debo decirlo, resulta sublime, y sirve para mostrar el terrible poder o el dolor que pueden infligir los adultos, pero también otros adolescentes, y sentimos que los personajes están frente a nosotros para contarnos sus incipientes dudas, su perplejidad ante el mundo que viven y su amor y respeto mutuo.
«Pecas hace que lo sienta mi amigo. Más aún, hace que me sienta su igual. Dice que quienes me trataban con desprecio en la ciudad son unos imbéciles y que no debería haberles dado crédito».
«He sabido que padre ya estaba en el sótano cuando he oído el tintineo metálico de su cinturón».
Tengo que decir para ser justa que me sorprendió que la primera parte de esta obra esté escrita en primera persona, y muy marcadas las acotaciones por las percepciones del narrador, frente a una segunda parte (la división es sólo mía, no está señalada de este modo en el texto) escrita en tercera persona. Y lo que en el recorrido de la lectura, resulta un desajuste imprevisto, ya que la primera persona y el discurso individual nos mantenía en un plano muy cercano a los personajes, mientras que la tercera persona de repente nos distancia, no impide que el interés mantenido hasta ese momento, nos lleve hasta el final sin problema.
Hay temas muy interesantes dentro de esta novela que han sido ampliamente recogidos en el campo de la psicología. En realidad no quiero decir demasiado, pero estarían relacionados con el significado de los tatuajes como nexo entre el cuerpo y la mente; el suicidio como acto fallido pero con sentido; el abuso sexual a menores, y sus implicaciones, la autoridad de alguien (padre, madre, profesor, sacerdote, dirigente político, en fin, cualquiera que tenga poder sobre otros) utilizada para imponer un criterio junto a la complicidad de terceros. Por otra parte, y como ya he señalado antes, hay cuestiones éticas, en especial ese «jurado interior», implacable, que resulta más atroz que el social, que a veces parece inexistente.
Hay en el texto, y digo esto ya para acabar una frase, que recoge el autor, al menos eso supongo yo, como resultado del conocimiento de la obra El mago de Oz, en el que la pequeña protagonista llevada por un huracán al reino de Oz desea volver a la casa de sus tíos, una casa en la que no era feliz, pero que seguía siendo en su recuerdo lo más parecido a una casa, una familia, un lugar donde uno es o debería ser amado y respetado. La frase de Javier Quevedo Puchal, dice: «¿Realmente se está mejor en casa que en ningún sitio, pequeña Dorothy?» Y después de leer la novela, concluida ya, repasada en el recuerdo, vuelta a apreciar en el afecto que nos hayan podido despertar los personajes, suscita, claro, más preguntas. Y entre ellas, una: ¿es siempre posible volver a casa? Para conocer la respuesta, al menos en este caso, tendrán que leer la novela.
Javier Quevedo Puchal (Castellón, 1976). Ha publicado dos novelas: El tercer deseo (2008) y Todas las maldiciones del mundo (2009), historia de ciencia ficción que fue nominada a los premios Shangay. En 2010 publicó la antología de nanorrelatos Abominatio. Asimismo ha sido finalista de los premios Vórtice de Terror y Fantasía o Cryptshow Festival de Terror, Fantasía y Ciencia Ficción. Desde 2010 es miembro de Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror.
TEXTO CONTRAPORTADA:
Un viaje al lado más siniestro de la naturaleza humana. Un paseo por la anatomía de aquello que llamamos culpa.
El Cabaret de los Pecados. Una mujer que expía culpas ajenas a través de su cuerpo. Un joven chapero en busca de venganza. Una artista gráfica que sobrevive entregándose a las más terribles rutinas. Un diario secreto. Una familia regida por estrictos códigos de conducta. Un muchacho que posee un don inexplicable y un pasado inconfesable. Ámsterdam, Valencia, West Yorkshire… Tres espacios y tres tiempos que confluyen en una reflexión sobre el horror de lo cotidiano.
Cuerpos descosidos es un cuento oscuro e intrigante que va desnudando las almas y los miedos de sus personajes, hasta lograr que acaben dando nombre a lo innombrable en un desenlace lleno de resonancias, que no dejará indiferente a nadie.
FICHA
Título: Cuerpos descosidos
Autor: Javier Quevedo Puchal
Colección: Terror 2
Diseño cubierta e ilust.: Felideus
Tamaño: 14,5*21,5 cm.
238 págs. | PVP: 16€
ISBN: 978-84-937801-4-2
Etiquetas:
Javier Quevedo Puchal,
NGCficción!,
novela,
Reseñas y entrevistas,
Terror
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La verdad es que después de leer tu reseña tengo que comprármelo, aunque sea una lectura dura.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por dejar tu comentario, Amaya.
ResponderEliminarUn abrazo.