viernes, 6 de agosto de 2010

CRONICAS DE NEITHEL I Y II



Crónicas de Neithel I y II de David Velasco

Reseña

Por Pilar Alberdi

Comenta la escritora Lucía González Lavado en el prólogo al primer volumen de Crónicas de Neithel titulado «Sabíne Vashanka:la hechicera» que «David Velasco es uno de esos autores españoles que nos ofrece una fabulosa historia llena de aventura, acción e intriga». También afirma la «vocación de escribir y soñar que caracterizan al autor». Palabras que corroboro. Y, si cabe decir algo más, me gustaría destacar su responsabilidad, la de ser fiel a su obra y trabajar en ella, sacando tiempo de cualquier parte a causa de sus múltiples ocupaciones; y también la de ocuparse de las de los demás en su tarea como editor. Si contamos, además, conque es un autor joven y que el primer volumen de estas crónicas se publicó hace dos años, o lo que es lo mismo, cuando el autor tenía 28 años, el mérito aún es mayor.
Pero pasemos a la obra que cuenta para este primer volumen con las ilustraciones de Félix Sotomayor y Juan Antonio Rando.
Comienza la novela con una breve aclaración: «Desde la antigüedad más remota, en las tierras de Úrowen se han empleado términos y conceptos que difieren de los que conocemos». A partir de ahí, se nos aclaran cuáles son esos términos que corresponden, a la división y el cómputo del tiempo; a las unidades de medida y de capacidad; y a la moneda. Esta aclaración y los nuevos y sonoros nombres, a los que el lector se acerca por primera vez, ayudan a alejarse del presente y meterse de lleno en una historia que promete aventuras a raudales.
Sigue a la introducción una dedicatoria personal que abarca a personas importantes en la vida del autor, como es el caso de sus abuelos y María.
Dando comienzo la lectura, entramos en la historia de la mano de una antigua profecía que habla de dragones y que data de los tiempos en que Úrowen fue habitada por primera vez. Se datan los primeros hechos de los que se nos va a dar cumplida cuenta en el «Éstrio 25 del xer de áester del liznar 347 de la Segunda Era». Lo que como lectora interpreto según los datos ofrecidos en la introducción: «Día 25 de la estación de invierno del año 347 de la Segunda Era».
La historia comienza en «media res» con el ataque de una manada de lobos al cazador Melnar y su perro Seth. Pueden acceder al primer capítulo de la obra en la página de la editorial.
Como a medida que avanza la historia persisten en la descripción las referencias al idioma del lugar, la sensación de extrañamiento no abandona al lector, y uno puede decir con seguridad que ya se encuentra en una historia que le transporta a una región imaginaria y no por eso menos real, en la que los personajes se multiplican rápidamente favoreciendo las acciones que les conducirán a evitar que Zorbrak, el Dios Dragón sea devuelto a la vida.
Desde un punto de vista de técnica literaria la novela se inscribe dentro de lo que llamaríamos una novela radial con base en varias ciudades y reinos o lugares importantes confluyendo las acciones hacia una ciudad desde la que vuelve a dispararse la historia con el fin de alcanzar el cierre de la misma, que, al menos de momento, en cada una de las crónicas hasta ahora publicadas puede considerarse autoconclusivo para cada volúmen, y a la espera del resto de los que quedan por venir. Los tres principales focos radiales de los que, a mi entender, parte la historia serían: desde las Islas Ígneas, donde vive Krénator, en el castillo de Dágorlax. Este terrible ser es el poseedor de el Gran Grimorio Arcano, y se encuentra más cerca del mal que del bien. Un segundo radio de personajes y acciones se ubica en la ciudad de Verinfes, junto al mar Abisal, en el que vive el rey Xon Ágraster, cuya hija la princesa Ehithelsil jugará un papel especial en este volumen. El tercer foco está situado en la Fortaleza de Assún, cerca de los Bosques Salvajes, en donde vive el sumo sacerdote Xreonte. Además hay personajes que llegan desde otras zonas, hasta cubrir, prácticamente, todas las tierras de Úrowen.
Lógicamente, no esperarán que les cuente mucho más, porque no se trata aquí de develar el misterio... Para aquellos que les guste la acción y exijan de las historias sus dosis de adrenalina, no faltará alguna escena fuerte. Para quienes se apoyen más en el encanto que pueden ofrecer situaciones casi mágicas, tampoco. Pero sí puedo asegurarles, sin temor a equivocarme, que algunas de las imágenes que encontrarán en las páginas de «Sabíne Vashanka, la hechicera» no las olvidarán. A mí, por ejemplo, me han sorprendido gratamente las escenas en que intervienen dragones, la historia que les precede y que también se narra, y una serie de personajes encantadores como los enanos silvanos —entre ellos los hermanos Jur-Jail, Jur-Sión y Jur-Lad— que son entrañables, y que van acompañados de una pareja de seres de la naturaleza, también muy especiales. De idéntico modo, juegan un papel especial, los enanos de las nieves que, a su vez, tuvieron mucho que ver con la vieja historia de los dragones.
David Velasco pertenece a la generación que creció con las historias de El señor de los anillos, especialmente. Y, sinceramente, pienso que hace justicia al legado recibido con una prosa, en este caso, muy cuidada que hace avanzar la acción pero que también sabe detenerse para ofrecer descripción de detalles de la vida diaria que nos aportan importantes datos sobre el ambiente y los personajes.


Crónicas de Neithel II. El reino de las cien lunas. El nuevo volumen que nos trae Mundos Épicos llega con ilustraciones de José Gabriel Espinosa y José Antonio Rando.
El prólogo del conocido escritor Javier Negrete no tiene pérdida. Señala con acierto:«El puro hecho de escribir fantasía épica es una empresa digna de los personajes de una saga. Si estamos en España, la misión se convierte en un “más difícil todavía”». También acierta al afirmar que cuando «el lector pase la última página lo hará con las pulsaciones aceleradas y la inevitable pregunta: “¿Cuándo estará lista la tercera parte?” Pues la siguiente novela promete mayores emociones, con una visita al Averno del que proviene el Dios Dragón, y con una participación más activa en la trama de éste». Con estas indicaciones aprestémonos a esperar el tercer volumen, mientras nos ocupamos del segundo.
El libro se abre con una dedicatoria al padre del autor, Salvador Velasco, a quien David destaca por su constancia y entrega.
Con estas palabras cariñosas que sirven para acercarnos al autor y su entorno, y con el atractivo título de El reino de las cien lunas, penetramos en los hechos que sucedieron tras la persecución de Sabíne Vashanka.
A la introducción al lenguaje de las Tierras de Úrowen realizado en el primer volumen se suma la nueva descripción de la medida de pesos. Detalle interesante que permite ampliar nuevos conceptos.
La historia comienza como en el primer volumen con una acción en que dos fuerzas contendientes en razón de la naturaleza o de otros factores que hacen al argumento de la trama luchan por defender su sobrevivencia. En este caso se trata de una batalla entre dragones, cuya descripción está muy bien lograda. Pueden bajarse el primer capítulo desde la página web de la editorial.
Había dicho en mi anterior intervención con respecto al volumen I que me gustaba la forma que tiene David de describir a los dragones y en esta ocasión he vuelto a disfrutarlo con esta furiosa pelea entre el dragón Sherkan y la dragona Kaisha. Las distintas edades, cuerpos diferentes, colores, intenciones y caracteres... Una puede imaginarse ese luminoso fuego en que se funden y del que al mismo tiempo se retiran en sus rápidos vuelos y ataques; esos bosques quemados allí donde se libró la batalla.
Pero continuemos... En este volumen varios hechiceros ayudados por mercenarios y por el rey de las tierras donde vivía Sabíne Vashanka son quienes intentarán poner en pie un nuevo conjuro en el templo de los sacerdotes servidores del culto a Zorbrak. Pero ¡muchas cosas tendrán que pasar primero! Y no todas agradables. En este volumen el lector se encontrará un mayor número de escenas más duras que en el anterior. Y la trama que gira más rápidamente, rodará y rodará ante vuestros ojos con definida fuerza.
Como es mi deber mantener el secreto de la historia en lo esencial, sí diré que en esta ocasión me gustaron unos personajes llamados «onitas» entre los que vive el chamán Zao-Kan, quienes, si bien en un principio tendrán que enfrentarse a la serpiente yocarda, cumplirán en el relato un papel más importante al apoyar a su jefe espiritual. Igualmente, volverán a jugar un papel muy concreto los enanos, tanto los silvanos como los de la nieve, sin descontar elfos, humanos y demás criaturas que van surgiendo a medida que la historia avanza.
Técnicamente la narración se mantiene lineal, favorecida por el conocimiento que como lectores tenemos ya de los lugares del reino de Úrowen así como de los personajes, gracias a la lectura del primer volumen, aunque no por eso, faltan nuevos personajes, al contrario. Pero digamos que los básicos, aquellos por los que se sustenta la historia y le dan sentido, están desde el principio.
Por último voy a decir que me gustó ese final en que de algún modo volvemos con fuerza al inicio de este segundo volumen como una forma eficaz de cerrar el círculo y que nos deja, otra vez, en pleno corazón del mundo del dragón como representantes de un mundo en lucha.
Queda para quienes aún no han leído la historia adivinar si personajes como Íssaz o Krenator conseguirán sus objetivos con ayuda de los dragones. Lo cierto es que por mar y por tierra se ha luchado para evitarlo, pero como dice David Velasco en las últimas líneas del segundo volumen, El reino de las cien lunas, lo peor está aún por llegar, y mientras la amenaza persista, él comienza ya, la investigación para la redacción del tercer volumen de la Saga de Los Manuscritos de Neithel, que esperamos nos entretenga tanto o más que los anteriores.
Por último, me gustaría resaltar que los libros de Mundos Épicos Grupo Editorial destacan por una cuidada corrección ortográfica y de estilo así como por su maquetación. Éste, no es detalle poco importante. Los libros son de una calidad exquisita. Las ilustraciones en color de la portada, contraportada y solapas tienen por complemento ilustraciones interiores y orlas en blanco y negro con motivos referentes al relato, y, además están los mapas, siempre hechos con el mayor esmero. En algunos libros, como es el de Las Crónicas de Neithel, los textos son acompañados, además, por excelentes prólogos de autores que han escrito novelas de este género o son conocedores del mismo. En cuanto a la distribución, los editores de Mundos Épicos, pueden encontrarse muy satisfechos al comprobar como sus libros están en las principales cadenas de librerías y llegan a todas las del país. Pero si tú, que lees estas líneas estás fuera de España, puedes adquirirlos a través de la página de la editorial.

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